Desde el pasado 5 de agosto se puede ver en Star+ y se suma a la franquicia inaugurada en 1987 con el film homónimo de gran éxito, protagonizado por Arnold Schwarzenegger y dirigida por John McTiernan.
Ambientada hace 300 años en la Nación Comanche, la nueva película cuenta la historia de Naru (Amber Midthunder), una joven guerrera, feroz y altamente hábil, que se crio a la sombra de algunos de los cazadores más legendarios que deambulan por las Grandes Llanuras. Cuando el peligro amenaza su campamento, Naru se dispone a proteger a su comunidad de un depredador alienígena evolucionado, con un arsenal técnicamente avanzado.
Así, “DEPREDADOR: LA PRESA” continúa y expande el legado de una de las criaturas más emblemáticas del cine de las últimas décadas. De la mano del realizador Dan Trachtenberg, el nuevo Depredador creado para el film ya está sorprendiendo y cautivando tanto a los fans históricos de la franquicia como a las audiencias que recién están descubriéndola.
DAR VIDA A UN CONTRINCANTE FORMIDABLE
La criatura que acecha en las Grandes Llanuras es un alienígena muy avanzado, identificado como uno de los adversarios más feroces del universo. Equipado con armas de alta tecnología, el Depredador tiene, entre otras, la habilidad de hacerse invisible y de detectar el calor a través del disparo de virotes.
Para crear a la mítica figura de alta tecnología, el equipo creativo recurrió a StudioADI, una reconocida compañía de efectos especiales que diseñó, produjo e interpretó muchos personajes memorables, entre ellos los Depredadores anteriores de la franquicia. Colaborando estrechamente con los marionetistas Tom Woodruff y Alec Gillis, Trachtenberg se propuso dar vida a una criatura más monstruosa que las previas. “Me encanta el diseño del Depredador original, y creo que esa es una de las razones por las cuales esta franquicia sigue existiendo, pero yo quería que nuestro Depredador fuera mucho más extraño y que infundiera más miedo”, comenta el director.
¿El desafío? Crear una bestia al momento histórico en el que transcurre el film, principios del siglo XVIII, pero que al mismo tiempo fuera avanzada desde el punto de vista tecnológico. El equipo diseñó, entonces, una máscara ósea que tiene un aspecto más antiguo y brutal, pero incluyó detalles orgánicos y táctiles que la hicieron extraordinaria y más moderna.
El resultado no solo es impactante delante de cámara, sino que también dejó boquiabiertas a todos en el set de filmación. “La primera vez que lo vi, estaba desplazándose por el bosque. Caminé hacia él y me pasó algo increíble. Me quedé pasmada con lo que vi, pero al mismo tiempo estaba tratando de determinar si podría matarlo de verdad”, recuerda la actriz Amber Midhunter.
TALENTO DE DOS METROS DE ESTATURA
Quien habita el cuerpo del Depredador es Dane DiLiegro, un actor y ex basquetbolista estadounidense que supera los dos metros de estatura e indudablemente tenía una presencia imponente cada vez que personificaba a la criatura en el set. El equipo detrás del film cuenta que DiLiegro es un apasionado de la realización cinematográfica y que compartió activamente sus ideas sobre la historia preliminar de la criatura, su inteligencia y hasta las emociones experimentadas por el alienígena, enriqueciendo su personaje en varios aspectos.
A lo largo de sus 35 años de vida cinematográfica, el Depredador se ha convertido en un auténtico símbolo de la cultura popular. Como señala Trachtenberg, se trata de una criatura simultáneamente “maravillosa y repugnante” cuya intención trasciende la idea de dar miedo, constituyéndose como una bestia con plena conciencia, carácter y personalidad. Dice Trachtenberg: “El aspecto de la criatura con el casco y las rastas ya es extraordinario. Luego cuando se saca el casco y muestra esa cara es realmente repugnante y maravillosa al mismo tiempo. Algunos diseños son solamente repugnantes. Este es repugnante y genial”.
La nueva entrega de la franquicia honra ese legado como parte de un relato potente y atrapante que marca un nuevo hito dentro de la franquicia… y que ya está dejando a los fans con ganas de más.