Drunk Bus de John Carlucci y Brandon LaGanke. Crítica.

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Disponible para ver online, se encuentra la ópera prima protagonizada por el talentoso Charlie Tohan.

Charlie Tahan y Pineapple Tangaroa protagonizan Drunk Bus

Hay películas que uno las empieza a ver y a los pocos minutos sabe que camino va a tomar. El espectador puede adivinar diálogos, mensaje, e incluso imaginar un final con solo conocer a los personajes y su modo de interactuar con su entorno. Algo de eso pasa en un principio con Drunk Bus cuando nos presenta la historia de un joven enamorado inmerso en un trabajo sin futuro que de repente conoce a una persona de color que comienza a darle consejos sobre como lidiar con su vida o hacer algo distinto con ella. Pero no, tiene algunas sorpresas que la sacan de ese lugar de confort de ese tipo de películas.

La primera sorpresa es Michael (Charlie Tahan), un joven en crisis por la pérdida de su relación a largo plazo con Amy (Sarah Mezzanotte). Atrapado en el mismo trabajo que tenía en la universidad, como conductor de autobús, un «bus loop» que recorre todas las noches el mismo camino, se cruza con las mismas personas y sufre siempre el ataque de algunos desquiciados estudiantes., mientras lleva lleva a facultativos del campus a los bares de la ciudad. Después de una noche particularmente mala, Michael es golpeado por un pasajero, por lo que su jefe contrató seguridad decide ponerle un personal de seguridad llamado, Pineapple (Pineapple Tangaroa), un intimidante hombre maorí con muchos tatuajes y piercings que no solo protege a su delgado cargo de los rebeldes universitarios borrachos en el autobús, sino que se hace amigo de Michael, le da lecciones de vida y lo anima a seguir adelante con su ruptura. Pero finalmente, Michael se entera de que su nuevo amigo también está pasando por sus propios problemas y pone en duda su amistad. Para empeorar las cosas, Amy está de regreso en su ciudad de Ohio desde Nueva York, buscando reunirse con él una vez más. 

Seguramente al leer este pequeño resumen, muchos pensarán que estamos ante una simple premisa que sirve como excusa para meternos en una comedia universitaria tonta con las típicas payasadas del género. Pero no, la presencia de Chaarlie Tahan (responsable de personificar a Wyatt Langmore en Ozark, uno de los mejores personajes de la serie) hace que la película se convierta en un relato profundo sobre la pérdida de la autoestima y la confianza en uno mismo. Reforzado con el concepto de un autobús que viaja permanentemente dentro de un bucle temporal que sumerge al personaje en su dinámica.

Drunk Bus es también una «road movie» que, a diferencia de otras, recorre siempre los mismos caminos y repite las mismas situaciones para insertarnos en una bucólica rutina. La incapacidad de Michael para defenderse a si mismo, callarse siempre y encorvarse en el asiento del conductor se ve interrumpida con la presencia de Pineapple, para construir una pareja que funciona como una especia de Steve Martin y John Candy adolescentes y contemporáneos (aunque aún utilicen los mensajes de textos en el celular). Pineapple tiene el carisma que no tiene Michael, se hace amigo de casi todos los que se cruzan con él, incluso de algunos de los tipos que comienzan una pelea en el autobús. 

No solo ellos dos son los que potencian la película. Mucha diversión proviene de algunos personajes secundarios, como Josh (Zach Cherry), el compañero de habitación de Michael, un ex conductor de autobús que solo se las arregla para ser molesto. O Fuck You Bob (Martin Pfefferkorn), un malhumorado anciano en silla de ruedas cuya principal respuesta a las personas, es levantar el dedo anular y decir «fuck you». Así como el dealer de marihuana de Pineapple, un fanático de Devo, obsesionado por sus letras, excusa perfecta para que disfrutemos de una canción de la banda, pero también deseoso de algo de compañía para fumar. Sumados a alguna sorpresa actoral, como la presencia de Kara Hayward (la inolvidable Suzy Bishop de Moonrise Kingdom) y de Will Forte en la voz de Fred, (Nebraska y McGruber).

En su estructura narrativa, Drunk Bus rompe el molde de las clásicas road movies sobre superación personal para convertirse en una comedia sobre personajes atrapados en aburridas dinámicas rutinarias y sobre abrirle las puertas a nuevas personas en tu vida. El concepto de un autobús que repite siempre el mismo camino, el carisma de la dupla protagonista y el universo de personajes que lo rodean terminan haciendo un film que es más que un simple relato universitario para convertirse en un profundo relato con un equilibrio justo para divertirnos por momentos y en otros conmovernos.

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