Este jueves se estrena en cines la película de acción protagonizada y dirigida por Dev Patel.
De aquel adolescente que sorprendió a todos en Slumdog Millionaire de Danny Boyle al imponente protagonista que fue en El Caballero Verde de David Lowery. La carrera de Dev Patel ha cambiado a través del tiempo; protagonista de dramas poderosos como Lion, junto a Nicole Kidman, también se ha dado el gusto de trabajar con directores de la talla de Wes Anderson. Pero en Monkey Man no solo se pone en el papel actoral, sino que se aboca a su primer proyecto como escritor, productor y director, en las tierras de donde son oriundos sus padres.
La acción nos traslada a la ficticia ciudad india de Yatana, allí conocemos a Kid (interpretado por Dev Patel), quien lucha en un ring clandestino con una máscara de mono, bajo la supervisión de Tiger (Sharlto Copley en su habitual papel sórdido). Además de los furibundos golpes que recibe, Kid está lidiando con los dolorosos recuerdos de la muerte de su madre, asesinada por Rana (Sikander Kher), un jefe de policía corrupto aliado con políticos sin escrúpulos y el gurú religioso Baba Shakti (Makarand Deshpande). Kid se encuentra en el nivel más bajo del sistema de castas, soportando el peso de una élite que lo ha aplastado toda su vida, acumulando una ira que está a punto de estallar en una violenta búsqueda de venganza.
Con el paisaje marginal de la India, Dev construye una película de gran intensidad, de dos horas de duración que bombardean a los espectadores con un diseño de sonido atronador, cortes rápidos y abruptos, y primeros planos con tonos marrones y amarillos sucios. Y eso sin mencionar las escenas de lucha. Cuando estas llegan, que es durante gran parte de la película, son extremadamente cercanas y personales, casi empujando a los espectadores entre los combatientes mientras se atacan con puños, pies, codos, rodillas y dientes; muchas de ellas con el recurso sorprendente de «pelear con lo tengo a mano» (ya sea una sartén, una lapicera o cuchillos de cocina).
Si bien Monkey Man: el despertar de la bestia toma prestado mucho de Commando, Rambo, las películas de Bruce Lee, The Raid y John Wick, cobra indentidad propia porque aporta un giro cultural único (el montaje de entrenamiento obligatorio está ingeniosamente adaptado) que lo hace fresco, combinando realismo social, mitologías indias y mensajes claros sobre la fe monetizada y armada; como debut en la dirección, Dev Patel sorprende y mucho, entregando una de las mejores películas de acción que se ha visto este año.