[Crítica] Megalodón 2: El gran abismo de Ben Wheatley

Nuestra puntuación

Protagonizada por Jason Statham, este jueves se estrena en cines, la secuela del prehistórico escualo gigante.

Jason Statham regresa a las profundidades de las aguas prehistóricas infestadas de tiburones gigantes. Esta característica de criatura alegremente tonta va tan lejos que vuelve a lo básico y representa una mejora en la calidad de la narración como en la diversión general de Megalodón de 2018. Crédito al director Ben Wheatley, quien llega a esta secuela luego de realizar éxitos de culto como Kill List, Sightseers y A Field in England. No subvierte por completo el género como lo hizo en Free Fire, pero aún así logra un productor digno, donde se nota su sello, a pesar de las limitaciones que le puedan imponer al hacer un éxito de taquilla de Hollywood.

Megalodón 2 abre con un prólogo que presenta a un Tyrannosaurus rex persiguiendo a algunas posibles presas en el océano para luego se devorado por el enorme tiburón prehistórico Megalodon. Pero 65 millones de años después, la criatura ha encontrado su pareja en Jonas Taylor de Jason Statham, ahora un ‘eco-terrorista’ que abre la película encerrado dentro de un contenedor de carga a bordo de un enorme barco de carga. Después de reventar y recolectar algunas pruebas sobre la eliminación inadecuada de desechos para entregarlos a las autoridades, se sumerge en el medio del mar para esperar el rescate de Mac (Cliff Curtis) y un nuevo recluta (Melissanthi Mahut) a través de un avión hidrante.

Después de un ajetreado día de trabajo, Jonas se retira a su hogar en una instalación oceánica china, donde disfruta de la compañía de un megalodón hembra gigante que ha sido domesticado y ahora nada alrededor de las instalaciones. La domesticación de tiburones ha sido realizada por el jefe de la instalación, Jiuming (Jing Wu), hermano del personaje de Bingbing Li en la primera entrega, quien sobrevivió al terror de esa película solo para ser asesinado fuera de la pantalla antes de la secuela. La sobrina de Jiuming y la hija sustituta de Jonas, Meiying (Shuya Sophia Cai), también regresa para esta secuela, e incluso se cuela a bordo de un barco que se sumerge en las profundidades del océano. Tsk-tsk.

Jonas ya no merodea por las profundidades marinas en busca de operaciones de rescate o pruebas del megalodón, sino por diversión. Esta vez, sin embargo, se da cuenta de una instalación minera completa que de alguna manera se ha erigido en el gran abismo sin ser detectado. Allí se encuentra el mercenario Marcus (Sergio Peris-Mencheta), quien explota el lugar para acabar con Jonas y a su equipo, para escapar con una carga millonaria de extraños minerales marinos.

Megalodón 2 tiene sus mejores momentos en las profundidades, con Statham y compañía atrapados en el fondo del océano en trajes con superpoderes y encontrándose con una variedad de criaturas extrañas que incluyen un trío de megalodones. Algo parecido a Abyss, o a Underwater, donde los esfuerzos por sobrevivir mientras se quedan sin oxígeno y con recursos limitados le dan a esta secuela un impulso narrativo real. En gran parte sin sangre, a pesar de la amenaza constante de criaturas marinas que devoran a los humanos.

Al igual que la película original, Megalodón 2 culmina con una escena en una isla turística con cientos de turistas aterrorizados, huyendo de una variedad de monstruos que ahora incluyen los tres megalodones, un pulpo gigante y criaturas prehistóricas parecidas a cocodrilos corriendo por la tierra a pesar de nadar en las profundidades durante las últimas decenas de millones de años. Pero la carnicería sin derramamiento de sangre se vuelve un poco repetitiva después de un tiempo, y carece del desenfreno que caracterizaba a películas similares como Piranha 3D de Alexandre Aja, que claramente inspiró el clímax de ambas películas. Por eso, el objetivo de nuestros héroes en el último tercio de la película es salvar a los turistas en Fun Island.

Megalodón 2: El gran abismo evita convertirse en una fiesta gore para transformarse en una película de acción para un amplio público, lo que limita la dirección subversiva que Wheatley podría haber tomado. De todas manerass, es una película de supervivencia entretenida durante su tercio medio, y sigue siendo un montón de diversión tonta después; es conciente de eso, por eso mucho más no le podemos exigir y funciona para pasar un buen rato en el cine.

Compartir: