Hurry Up Tomorrow. Más allá de los reflectores: El delirio pop de The Weeknd

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Dirigida por Trey Edward Shults, este jueves se estrena en cines la película protagonizada por el artista pop, Jenna Ortega y Barry Keoghan.

En Hurry Up Tomorrow, The Weeknd intenta hacer su Purple Rain, o su The Wall. Una ópera pop psicodélica donde el desamor, la fama y la locura se mezclan en un espiral cada vez más oscuro. Pero lo que podría haber sido un viaje poderoso al corazón de una estrella en crisis, termina convirtiéndose en una odisea errática, visualmente hipnótica pero narrativamente dispersa.

El punto de partida es prometedor: Abel Tesfaye —con su nombre real, sin antifaz— pierde la voz en plena gira mundial y se ve envuelto en una relación tormentosa con Anima, una groupie con tendencia a prender fuego casas (Jenna Ortega). Juntos escapan hacia una especie de limbo emocional donde la música, el deseo y la autodestrucción se confunden. Pero lo que parece una búsqueda sincera se va desdibujando en una trama plagada de simbolismos obvios, diálogos grandilocuentes y decisiones estéticas que funcionan más como videoclip que como cine.

Jenna Ortega as Anima in Hurry Up Tomorrow. Photo Credit: Andrew Cooper

Rodada en 35 mm, con paisajes imponentes y un aura de película importante, Hurry Up Tomorrow no escatima en estilo: todo es hermoso y elegante, pero también frío, distante. The Weeknd domina la pantalla con una energía que recuerda a Michael Jackson en sus mejores épocas, pero la historia no le da el mismo lugar al alma que al artificio. Hay química con Ortega, hay momentos de tensión bien construidos, pero todo se diluye entre metáforas forzadas y escenas que se estiran más de la cuenta.

La película quiere ser muchas cosas: catarsis, crítica, sátira, sueño febril. Pero nunca termina de tomar una forma concreta. Como en The Idol (la serie de Sam Levinson que el artista protagoniza junto Lili Rose-Depp), se mueve entre el comentario irónico y la exposición sincera sin comprometerse con ninguno. ¿Es una burla al culto a la celebridad o una muestra más de narcisismo disfrazado de arte? Ni siquiera parece tenerlo claro.

Al final, Hurry Up Tomorrow queda como una rareza interesante en un principio, pero fallida en su totalidad. Un intento ambicioso por entrar al panteón del cine musical que se queda a mitad de camino, atrapado entre sus propias ganas de trascender y el peso de una mirada demasiado enamorada de sí misma. Puede que The Weeknd no se arrepienta… todavía. Pero los que crecimos escuchando The Wall o bailando Purple Rain sabemos que para llegar ahí no alcanza con mostrarse roto: hay que saber contarlo.

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