Se estrenó en salas argentinas la oscura comedia navideña protagonizada por Keira Knightley, Annabelle Wallis y la joven estrella Roman Griffin Davis.

Las películas antinavideñas siempre se destacan como algo diferente y tienden a darle un giro distinto a un mercado navideño plagado de mensajes de felicidad. Gremlins, Krampus o Bad Santa hacen que la que, supuestamente, sea la época del año sea más alegre, sea menos alegre. Y luego están películas como Eyes Wide Shut o Die Hard, donde la Navidad es puramente un decorado y no tiene nada que ver con la trama; una gran manera de tener la iluminación íntima y reluciente que viene con la temporada festiva. La Última Noche se encuentra en medio de ellas: qué mejor momento que la Navidad para celebrar la tristeza debido a una muerte inminente que se aproxima.
El film sigue a una familia, junto con sus amigos más cercanos para una cena de Navidad en una mansión en la campiña inglesa mientras comen, beben y ríen, como en los viejos tiempos. Pero el vino, la comida y las risas no pueden detener la amenaza inminente para la humanidad que se dirige hacia ellos. A medida que todos los personajes se encuentran para el comienzo de las festividades, al se siente como si fuera la primera vez que se encuentran, y también que han sido los mejores amigos durante años, con muchas bromas internas. Es difícil saber quién está relacionado y quién es amigo a veces, y el diálogo rápido e ingenioso se siente frenético al principio. Pero funciona como una apertura para conocer a estos diversos personajes, cada uno con su propio gesto peculiar para que la audiencia intente adivinar qué tipo de persona es.
Nell (Keira Knightley), la partenaire, está constantemente tratando de desviarse de cualquier tipo de conflicto; a Sandra (Annabelle Wallis) le gusta dar órdenes a su esposo Tony (Rufus Jones) mientras intenta mantener dócil a su malcriada hija, Kitty. La pareja de Nell es Simon (Matthew Goode), quien mantiene una cara valiente a través de la locura de la situación única y aterradora. Todo el mundo está un poco por encima de lo normal, creando esta atmósfera incómoda con cada interacción. Sin embargo, es Art (Roman Griffin Davis, conocido por Jojo Rabbbit) quien lidera la carga hacia la brillantez, encontrando el equilibrio perfecto entre la comedia y el pesimismo. Con una primera mitad eléctrica y sardónica y una segunda mitad, Camille Griffin elige atenuar estas peculiaridades y convertir la comedia oscura en un drama sobre el sacrificio y la supervivencia.
Teniendo en cuenta los últimos años de la pandemia mundial por COVID, la emoción y la cruda relatividad de La Última Noche son coincidentes e incómodamente realistas. Camille Griffin utiliza la excusa de un supuesto fin del mundo para analizar el momento que nos ha tocado vivir; consigue contrariarnos, pero también, que disfrutemos de la reunión redentora de este grupo de amigos en sus últimas horas. El humor negro británico que le impregna a la historia le sube el puntaje, junto con la influencia de una multitud de directores que rocía en su primer largometraje con diálogos ingeniosos, personajes extravagantes y una agradable banda sonora.