Luego de su postergado estreno por la pandemia, este 10 de febrero llega a las salas nacionales una nueva adaptación cinematográfica de la novela de Agatha Christie.

Previo a Belfast, el relato semiautobiográfico del director irlandés pronto a estrenarse en Argentina, Kenneth Brannagh volvió a meterse en el papel de Hércules Poiro, el mítico detective creado por Agatha Chistie. Filmada durante 2019, su estreno se vio postergado por la llegada del COVID-19, esta es la segunda adaptación del Sir irlandés luego de Asesinato en el Expreso de Oriente del año 2017, donde también cumplía la difícil tarea de dirigir y actuar a la vez. Rodeado de elenco estelar, lo que no significa de calidad, el mítico detective esta vez deberá investigar una serie de asesinatos en el río de Egipto.
Todo comienza cuando las vacaciones del detective belga Hércules Poirot (Kenneth Brannagh) a bordo de un glamoroso barco de vapor en Egipto se convierten en una aterradora búsqueda de un asesino, cuando la luna de miel idílica de una pareja perfecta se ve trágicamente interrumpida. Linnet Doyle (Gal Gadot), una joven millonaria es encontrada muerta en su camarote. Todas las sospechas recaen sobre Jaqueline de Bellefort (Emma Mackey), una ex amiga de la millonaria, quien acosa y vive obsesionada con la pareja, acusando a la víctima de haberle robado el amor de Simón Doyle (Armie Hammer), el afortunado esposo de Linnet. Pero los hechos al momento del asesinato no son tan claros para incriminar a la resentida Jaqueline, por lo tanto los otros tripulantes del barco, quienes esconden motivaciones para querer asesinar a la mujer, también se convierten en sospechosos y Poirot deberá atar cabos para resolver el caso .
Siguiendo la trama con la clásica y elocuente mecánica de Christie, Kenneth Brannagh adapta al pie de la letra la clásica novela detectivesca de la escritora británica. Una circunstancia exótica lubricada con dinero (aquí un viaje en barco por del Nilo) poblada por un número determinado de sospechosos de diversa índole y la incorporación de nuestro detective. A eso le sumamos un elenco de renombre, con Armie Hammer, Gal Gadot, Russel Brand, la ascendente Letitia Wright y la experimentada Annette Benning. Con altibajos, cada uno logra salir airoso en su papel aunque es Tom Bateman quien, haciéndose cargo de componer nuevamente a Bouc, el amigo de Poirot, más se destaca; bien secundado por Benning, en el papel de Euphemia, la asfixiante madre del joven y Wright, como Rosalie Otterbourne, la novia de Bouc, que funciona como a tercera en discordia dentro de la simbiótica relación madre-hija.
El paisaje egipcio es la otra figura clave que transporta al público a la década de 1930, recreando muchas de las ubicaciones que sirvieron de inspiración para el thriller de la alta sociedad de Christie. Los escenarios en los que transcurre la historia van desde un tugurio hasta un mercado de especias de Egipto, y por supuesto, las imponentes aguas del río Nilo; donde gran parte de la acción tiene lugar a bordo del barco de lujo.
Muerte en el Nilo es dinámica y sostiene eficientemente el misterio hasta el final, lo que logra mantenernos atentos a la resolución del caso sin aburrir. Aunque resulte algo previsible y apresurado en su desenlace, logra que el relato cobre fuerza gracias a las subtramas que se suceden alrededor del crimen, casi todas matizadas con historias de amores obsesivos y codicia. Si a eso le sumamos la sensibilidad que Kenneth Brannagh le da al personaje de Poirot, el film se convierte en una versión cinematográfica que funciona como un entretenimiento estilizado a la antigua, con un buen elenco y locaciones exuberantes.