Este jueves se estrena en salas argentinas y el 21 de octubre en la plataforma Prime Video, la película que retrata el histórico Juicio a la Junta Militar.
Argentina, 1985 (Argentina-Estados Unidos/2022). Dirección: Santiago Mitre. Elenco: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Santiago Armas Estevarena, Gina Mastronicola, Norman Briski, Héctor Díaz, Claudio Da Passano, Carlos Portaluppi, Alejo García Pintos, Walter Jakob y Laura Paredes. Guion: Santiago Mitre y Mariano Llinás. Fotografía: Javier Juliá. Música: Pedro Osuna. Edición: Andrés P. Estrada. Diseño de producción: Micaela Saiegh. Productoras: La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill y Amazon Studios. Distribuidora: Digicine. Duración: 140 minutos.
Existen películas que desde su concepción se sabe que van a quedar en la historia del cine. Una historia que cala hondo en la fibra más íntima del espectador, un director joven pero con un currículum importante, el experimentado actor más importante y la joven promesa actoral del momento (en este caso ya una realidad) forman un combo auspicioso para cualquiera que más o menos sepa de cine. Si a ello le sumamos la participación de talentosos guionistas e inteligentes productores es imposible que un proyecto falle. Argentina, 1985 es de esas películas. El Juicio a las Junta de Militar de 1985 es la historia, Santiago Mitre es el director (El Estudiante, La Patota, La Cordillera y Pequeña Flor; y se le agrega el maravilloso proyecto colectivo El Amor: Primera Parte), Ricardo Darin es el actor (¿Hace falta mencionar su CV?) y Peter Lanzani es la promesa hecha realidad. Mariano Llinas colaborando en el guión, Axel Kutchevasky y Victoria Alonso en la producción. Es imposible que tanto talento falle y por suerte no lo hace.
El film arranca desde el momento en que el Juzgado Civil es designado para hacerse cargo del Juicio a la Junta Militar que se perpetuó en el gobierno durante los años 1976-1983 y llevó adelante una sangrienta dictadura que dejó 30.000 desaparecidos. La fuerte injerencia de esta gente en el Poder Judicial hace que el Fiscal Julio Strassera, a quien se lo designa para hacerse cargo, se encuentre atado de pies y manos para contar con personal idóneo para hacerse cargo de semejante responsabilidad. La fiscalía a su cargo cuenta con solo cinco meses para juntar las pruebas necesarias, por eso, junto al Fiscal Adjunto que se le designa, Luis Moreno Ocampo, deciden reclutar a un grupo de jóvenes entusiastas abogados recién recibidos para recolectar todos los testimonios y material que sirva para condenar a los militares.

Durante todo el relato sigue todo el proceso que significó llevar adelante semejante juicio siguiendo al Fiscal Julio Strassera de manera casi permanente, cómo fue el reclutamiento, los contratiempos con los que se encontraron, como lograr convencer a una parte de la sociedad de la necesidad de condenar a los culpables de semejantes atropellos a los derechos humanos (la madre de Luis Moreno Ocampo funciona como el faro guía), la importancia para las generaciones por venir y la necesidad de sanar un poco las heridas de aquellos que fueron víctimas de la sangrienta dictadura. Santiago Mitre nos envuelve en la trama de manera directa, sabiendo que el espectador argentino cuenta con la información necesaria para sentirse parte de la historia (solo agrega un poco de texto inicial para luego introducirnos en la vida del fiscal junto a su familia).
Apelando a una fórmula que recuerda a Las Intocables de Brian de Palma, el director ejecuta en tono de comedia la selección de quienes colaborarán con en Fiscal y el Fiscal Adjunto en la búsqueda de pruebas. Esta comparación no es en vano, ya que le imprime toques de heroismo hollywoodense para empatizar con los personajes secundarios. Es imposible no rememorar en el momento del casting a Elliot Ness y Jim Malone en la piel Peter Lanzani y Claudio Da Passano (como el dramaturgo Carlos Somigliana, colaborador de Julio Strassera). Pero solo será un rato para descomprimir la tensión, ya que luego llegará la instancia del juicio y ahí comenzará a pesar la parte más dolorosa: la de los testimonios de las víctimas que estuvieron en los centros clandestinos de detención, con momentos desgarradores como el alegato de Adriana Calvo personificada una magistral Laura Paredes y de Pablo Díaz por Fernando Contingiani.
El rol de la familia de Strassera es otro de los pilares fundamentales del relato, en un espacio donde se dan las sorprendentes apariciones de Alejandra Flechner como la esposa de Julio y de Santiago Armas Estevarena como el hijo menor, quien también hace las veces de espía del padre, con menor participación de Antonia Bengoechea como la hija de Julio. Una dinámica familiar que se corresponde con la de cualquiera de clase media acomodada argentina.
Otro punto fuerte es la elección de las canciones que componen lo que hoy llamamos soundtrack, y las maravillosas canciones de Los abuelos de la nada que surcan los pasajes de la película de manera precisa y casi poética. Charly García no podía faltar, y es el broche de oro. Ajustado a estos puntos, las composiciones que acompañan el resto de la acción, a cargo de Pedro Osuna, reflejan con vigor lo que Mitre cuenta a cada paso. La impecable ambientación, prestando atención a cada uno de los detalles de la época y el meticuloso trabajo de edición para encajar cada una de las piezas del rompecabezas hacen el resto.
Desde su inicio, se percibe en Argentina, 1985 que estamos presentes frente a un hecho trascendente dentro de la cinematografía nacional; un juicio que merecía ser llevado a la pantalla grande pero cuya mano maestra de Santiago Mitre en la dirección, y de Mariano Llinás colaborando en el guión logran darle la impronta que se merece semejante suceso histórico para tocar la fibra íntima del espectador en todo momento pero sobre todo con el épico alegato final de Strassera en manos de Ricardo Darín que, seguramente, hará estallar en aplausos al público en cada sala argentina donde se proyecte.
Coincido totalmente con la crítica.