Dentro de la Sección Reaparecidos del Buenos Aires Rojo Sangre se proyectará la película del director de La Memoria del Muerto y El Eslabón Podrido.
En dos largometrajes documentales anteriores (La Feliz: Continuidades de la violencia y Parapolicial negro: Apuntes para una prehistoria de la triple A), Valentín DIment reflejó los horrores de la dictadura cívico militar y el crecimiento de movimientos neonazis urbanos en Mar del Plata. Pero también se especializa en construir atmósferas de terror ficcionada con La Memoria del Muerto y El Eslabón Podrido, mostrando una notable capacidad para inmiscuirse en diversos terrenos de los miedos que acechan al ser humano, aquellos que tienen anclaje en sucesos de la realidad como aquellos que son producto de la fantasía o la imaginación.
La fusión de todos esos elementos se pueden sentir en su nueva película ficción ambientada a mediados de los setenta. Aquí seguimos a Carla (Jimena Anganuzzi), una joven que busca realizarse un aborto clandestino, e Irina (Lola Berthet), la médica a la que acude en su desesperación. Aunque el director presenta a los personajes en una situación crítica, cada uno parece esconder un pasado siniestro bajo su aparente mansa personalidad. Irina es una mujer fría y seca que le informa a Carla que es demasiado tarde para abortar, pero le ofrece una solución; llegar al embarazo a término y entregar el bebé a una adinerada pareja que quiere adoptar, algo que ocurrió con frecuencia, en la Argentina de ese momento. Carla se muda con Irina hasta que se produzca el parto y entre ambas se pone en marcha una relación codependiente, donde Irina parece tener el control total. Eso cambia a medida que los personajes secundarios se vuelven una amenaza para Carla, la mujer embarazada, quien pasa de ser víctima sumisa a cómplice y luego a perpetrador.
Todos los hechos son registrados por la Dra. Irina en sus diarios y nosotros registramos los hechos en su voz en off que explican la razón de ser de su trabajo. Pero el problema de Carla no es solo ser víctima de múltiples violaciones, sino que que se autolesiona, por eso, para entender lo que le sucede se llama a un psicólogo para ayudarla. La hipótesis explicativa está basada en la “Teoría del apego” de la primera infancia, que proporciona una pista sobre el título de la película.
La relación que se genera entre ambas recuerda a Las Diabólicas de Clouzot de 1955, pero las sexualidades reprimidas, acá quedan completamente expuestas. Ahí es donde la actuación de Lola Berthet y Jimena Anganuzzi encuentran su punto más extremo, llevando cada situación a un punto de tensión y amorosa complicidad que irá in crescendo durante todo el relato. Las similitudes con el clásico thriller se ven potenciadas por un brillante blanco y negro con el que se presenta el film en casi toda su extensión (habrá un momento puntual, en el tercer acto donde el color se hará presente). En ese plano, se destaca la arquitectura visual estructurada por el director de fotografía Claudio Beiza, gracias a sus rigurosos ángulos, primeros planos y perspectivas aéreas que nos permiten explorar a los personajes atrapados en la extraña casa de clase media llena de espejos, escaleras, rejas de hierro y empapelados de árboles.
En El Apego, Valentín DIment vuelve a dar un paso adelante dentro de su auspiciosa carrera como director, logrando construir un sólido y aterrador melodrama noir donde el morbo, la venganza, el humor negro y la violencia se hacen presente. Un film malicioso cuyos aspectos macabros y simpatía por los personajes hacen que se convierta en un híbrido que se tambalea entre una mirada explosiva a la infamia humana, una historia de amor lésbico y una especie de estudio clínico de las causas de la violencia.
- FUNCIONES: Martes 22 a las 22 hs en la Sala 6 del Multiplex Belgrano.