Este jueves llega a los cines argentinos la nueva película del director El Estudiante, La Patota y La Cordillera.
José (Daniel Hendler) es un caricaturista que vive en Francia junto a Lucie (Vilmala Pons) y Antonia, su hija recién nacida. Luego de mudarse a un nuevo barrio francés, el es despedido del trabajo, imposibilitado de conseguir uno nuevo, es su pareja quien debe salir a trabajar, por lo que el deberá empezar una nueva etapa de su vida al cuidado de su primogénita. A pesar de la constante ausencia de Lucie del hogar, logra una perfecta armonía en el cuidado de Antonía, pero todo se pondrá extraño cuando conoce a su excéntrico vecino Jean-Claude (Melvil Poupaud), amante del jazz y del buen vino, con quien empezará a tener un extraño ritual semanal que sacudirá su estadía en tierras nuevas.
Las aventuras para cortar la rutina y la crisis de pareja, crearse su propio universo para reencontrarse el amor perdido; el cine permite construirlo y es lo que hace Santiago Mitre al llevar a la pantalla una transposición libre de la novela homónima que en 2015 publicó Iosi Havilio. En ella vemos llevar al extremo del gore las angustias de un extranjero en otras tierras y los problemas que estos le acarrean con su pareja. Aquel que no se acostumbra al nuevo idioma, a las costumbres del lugar, el que no se banca que le critiquen los quesos de su país. Para ellos, los problemas en la comunicación con su pareja no solo son idiomática, también influyen en sus deseos sexuales. En el medio, Antonia, la hija que parece haber caído en el momento menos indicado, pero que logra conectar con su padre luego de que este queda inesperadamente sin trabajo.
La llegada de un hijo, el cambio de planes y la consecuente desconexión de pareja. Habituarse en soledad a un lugar nuevo, José (o Jorge, da lo mismo como suene en Francia) encuentra en matar al vecino una herramienta catártica de toda su angustia contenida. Al llegar ahí se había imaginado otra vida pero deberá acostumbrarse al cambio de roles. El estancamiento creativo de su marido hace que a ella no le alcance tener un orgasmo, necesita más. La disconformidad con la rutina lleva a ambos personajes a tomar caminos impensados e inesperados, ella con un grupo terapéutico comandado por Bruno, un gurú francés-catalán (maravilloso Sergi López), el con su excéntrico vecino, Jean-Claude.
En Pequeña Flor, Santiago Mitre construye una comedia negra que dialoga con la acidez de la vieja comedia francesa y con el cine de los Hermanos Coen, con la impronta argentina necesaria para generar identidad con el público local. Respaldado por las actuaciones de cada uno de los protagonistas (sobre todo Daniel Hendler, Vimala Pons, Melvil Poupaud y Sergi López), el director demuestra su versatilidad al incursionar en el terreno de la comedia por primera vez, mostrando un hábil manejo de las situaciones de humor que retratan la violencia contenida de los personajes.