Luego de presentarse en el BAFICI 2022, llego a la plataforma streaming MUBI la ópera prima sueca que explora el universo de los vídeos pornos.
Bajo el pseudónimo de Bella Cherry (Sofia Kappel), una joven abandona su pueblo natal en Suecia para marcharse a los Ángeles e intentar ser una estrella del porno. Por teléfono su madre le advierte: «Siempre habrá personas que querrán humillarte, sobre todo si eres una mujer joven. Es tu vida, tú eres la que manda. Y cuando quieres algo de verdad, haces cualquier cosa”. Lo que la madre no sabe es a lo que se dedica su hija, ella cree que trabaja en una cafetería como camarera. La joven Bella se compromete con un agente para grabar escenas sexuales por 900 euros, por el momento, son escenas más o menos normales. Además, cuando se instala comparte piso junto con otras tres chicas. Pero poco a poco se va dando cuenta que para triunfar tiene que tener dos en cuenta dos cosas fundamentales: para llegar lo más lejos posibles tiene que grabar escenas muy fuertes (rozando el abuso) y teniendo muchos seguidores en las redes sociales.
Ninja Thyberg busca deliberadamente impactar al espectador que públicamente niega consumir determinados productos pero que en la intimidad suelen dar rienda suelta a sus perversiones más salvajes, catalizando y expiando toda frustración a través de la terapia onanista. A través del relato genera un triangulo perverso que se retroalimenta en si mismo: productores sin escrúpulos, actores y actrices sometidos a contratos leoninos e implacables y, finalmente, el consumidor onanista que vive cada vez más enganchado a esa tela de mentiras, abusos y engaños tejida por una industria sórdida que va dejando por el camino un inenarrable reguero de mujeres víctimas.
De esta manera, Pleasure explora el universo del porno de manera directa y sin escrúpulos. Aunque enseguida nos venga a la memoria clásicos que abordan el porno y la explotación de la mujer, como Boggie Nights de Paul Thomas Anderson o Showgirls de Paul Verhoeven, está más cerca de Joven y Bonita de François Ozon, como una advertencia sobre el tipo de productos que muchos, cada vez más jóvenes, consumen en la intimidad sin considerar el coste humano y social de dicha industria.