Este jueves se estrena en cines argentinos la película de terror inspirada en el clásico cuento de Stephen King.
Sinopsis:
La alumna de instituto Sadie Harper y su hermana pequeña Sawyer se están recuperando de la reciente muerte de su madre pero no cuentan con demasiado apoyo por parte de su padre, Will, un terapeuta que está lidiando con su propio dolor. Cuando un paciente desesperado aparece inesperadamente en su casa buscando ayuda, deja atrás una aterradora entidad sobrenatural que se aprovecha de las familias y se alimenta del sufrimiento de sus víctimas.
Crítica:
Bajo la dirección de Rob Savage (Host) y el guión a cargo de Scott Beck y Bryan Woods (conocidos por su trabajo en A Quiet Place) junto a Mark Heyman (quien escribió Black Swan), Boogeyman toma como punto de partida el relato de Stephen King de 1973 con el mismo título, pero se desvía de una adaptación directa. En lugar de eso, actúa como una secuela, utilizando la narrativa del creador de El Resplandor como catalizador de la historia.
Nos adentramos en la vida de Sadie (interpretada por Sophie Thatcher), una joven de dieciséis años, y su hermana menor, Sawyer (Vivien Lyra Blair). Ambas luchan por encontrar equilibrio después de la repentina muerte de su madre. Su padre, Will Harper (interpretado por Chris Messina), un terapeuta cerrado emocionalmente, no facilita las cosas. Los lazos familiares se vuelven cada vez más frágiles cuando un nuevo paciente, Lester Billings (David Dastmalchian), llega inesperadamente a la consulta de Will en busca de ayuda. Sin embargo, al abrirle la puerta, Sadie y su familia desatan un horror inimaginable. Lester deja a su paso una presencia maligna, sedienta de aprovecharse de los inocentes hijos de los Harper.
A medida que la trama se desarrolla, gracias a la actuación de Dastmalchian se sentará las bases del terror sobrenatural. El personaje, atormentado por la culpa y el dolor, cautiva al público en la introducción que nos familiariza con la historia original de King, aunque modifica su conclusión para que el monstruo devorador de traumas se ancle en la familia Harper. El duelo se convierte en la emoción predominante, y Sadie lo experimentará con mayor intensidad. A medida que la familia Harper intenta lidiar con los monstruos figurativos y literales que acechan en la oscuridad, los personajes evolucionan de manera coherente con sus arcos argumentales.
Rob Savage demuestra habilidad para generar miedo, sumergiendo al espectador en un estado de tensión constante, aprovechando los sustos más familiares para sorprender al público y la luz como una fuerza antagónica a la oscuridad. La ascendente Sophie Thatcher (Yellowjackets) se entrega por completo a su interpretación de Sadie, transmitiendo el terror, el dolor y la desesperación del personaje a medida que las apariciones se van haciendo más peligrosas. Su afecto maternal hacia su hermana menor, Sawyer, se convierte en el pilar fundamental de la trama, y la actuación palpable y precocidad de Vivien Lyra Blair solidifican rápidamente el vínculo emocional con la familia. Además, la entrada de Marin Ireland (The Dark and the Wicked) en el momento adecuado, impulsando la búsqueda de Sadie por descubrir la verdad detrás de lo que sucede en su hogar, da lugar a una de las secuencias de acción más impactante de la película.
A partir de ese punto, Boogeyman se esfuerza por llevar una historia temáticamente ligera hacia una conclusión satisfactoria. Un enemigo aterrador se convierte en otra metáfora del trauma del duelo, gracias a una mitología amplia y vaga. Savage y el talentoso elenco abordan estos personajes con una seriedad intensa, creando buenos momentos de escalofríos, sin embargo, serán los sustos lo que más se destaque, ya que la premisa central no se explora a fondo ni se aventura por nuevos caminos. Savage logra transmitir el miedo, pero también convierte al monstruo principal en un avatar vago para que los espectadores proyecten sus propios miedos personales, cuyo resultado final es una pesadilla potente pero genérica.