[Crítica] La Memoria Infinita de Maite Alberdi.

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Se estrenó en la plataforma streaming Netflix, el emotivo documental de la directora chilena.

Maite Alberdi sorprendió años atrás con El Agente Topo, un emotivo docu-ficción que exploraba la vejez y le otorgó reconocimiento dentro del universo cinematográfico, al punto de ser nominada al Óscar. Como una extensión de la misma y de su corto Memoria de 2016, la directora chilena vuelve para retratar de manera íntima y conmovedora la batalla de una pareja contra el invisible pero devastador enemigo: la enfermedad del Alzheimer que, a su vez, se convierte en una metáfora de la dictadura de Pinochet en Chile.

La película sigue la vida de Paulina Urrutia y Augusto Góngora, una pareja unida por 25 años, casada desde 2016. Paulina, actriz y exministra de Cultura de Chile, y Augusto, un ex escritor y periodista, enfrentan el Alzheimer desde el diagnóstico de Góngora en 2014. La película, fruto de cuatro años de acceso exclusivo, se convierte en un testimonio y conciencia pública sobre el Alzheimer en Chile, llevando aún más peso tras la triste muerte de Góngora en mayo de 2023.

El filme cobra un nuevo significado en estos días, destacando la frase inicial de Paulina en la oscuridad del dormitorio: “Estoy aquí para recordarte quién era Augusto Góngora”. La película utiliza diversas fuentes visuales, desde imágenes filmadas por Paulina hasta archivos, para retratar de manera personal, y a veces voyeurista, la lucha de la pareja contra la enfermedad. Desde la felicidad inicial hasta la angustiante realidad del olvido, abordando la cruel ironía de la vida del valiente periodista Augusto, que dedicó su vida a preservar la memoria de los crímenes de Pinochet.

Pero, aunque la película trata un tema complejo y triste, Alberdi equilibra la narrativa con momentos de humor y alegría, como recuerdos de una actuación hilarantemente mala de Augusto en una miniserie de Raúl Ruiz. Respaldada por un sólido montaje, ocasionalmente una música intensa intensifica la emoción. Canciones de Silvio Rodriguez, Ismael Serrano, Fito Paez y la emotiva La danza de las libélulas de Manuel García, le dan potencia a las escenas.

La Memoria Infinita sumerge al espectador en el día a día de la familia, creando una exploración potente y conmovedora sobre el olvido y el amor. Un retrato humano, valiente y conmovedor, que invita a la reflexión sobre la lucha por la memoria y la importancia de mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan el Alzheimer.

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