[RESEÑA] El libro de los placeres de Marcela Lordy

Nuestra puntuación

Este jueves se estrenó en cines argentinos la co-producción brasileña-argentina, adaptación libre de la novela de Clarice Lispector“Aprendizaje o El Libro de los Placeres» 

Loreley (Simone Spoladore , una docente treintañera de escuela primaria melancólica y reservada acaba de mudarse a un hermoso departamento que le dejó su difunta madre en la costa brasilera. Con una inestable relación familiar, alejada de su padre y de sus hermanos afronta la vida en soledad. Tiene encuentros sexuales casuales con Ulisses (Javier Drolas), un destacado docente de filosofía de la misma escuela donde ella da clases. Lori siente que no está apta para tener una relación estable, pero se angustia cuando se encuentra en soledad por la noche. Ulisses es narcisista, egocéntrico y tiene muy claro que quiere tener una relación con ella, pero Lori insiste que no se siente preparada. Alejada de él, Lori comenzará a enfrentarse a su propia soledad.

Adaptación libre de la novela de Clarice Lispector, Marcela Lordy repasa todo el proceso analítico de Lori para aceptar compartir la vida con otra persona. La directora hace foco exclusivamente en ella a través de sus angustias, sus miedos y los conflictos de ella con su propio cuerpo, su entorno y los mandatos familiares que le exigen tener un novio, algo a lo que ella se niega. Nada en especial explica la decisión que toma de Lori de irse sola a la ciudad, excepto la necesidad aparente de marcar un alto en su existencia y cuestionarse acerca de las dos grandes limitaciones que percibe al entrar en contacto con otras personas; lo que la película captura en tono minimalista son sus vacilaciones existenciales y sus encuentros con Ulisses. En este clima peculiar de una ciudad casi desierta, Lori intenta dar un sentido más coherente a su vida.

En apariencia, El Libro de los placeres parece un filme individualista, pero propone en realidad un sugerente retrato generacional. El film habla de jóvenes treintañeros que viven de modo tenso sus propias incertidumbres afectivas, distanciados de un núcleo familiar casi desdibujado y frente a un horizonte incierto. Lori manifiesta la difusa pero potente inquietud de tomar las riendas de su propia vida, el control de sus sentimientos y también de su cuerpo, hasta que se topa con el deseo de estar con alguien pero no por el miedo a la soledad, sino como una elección personal; la parábola de una mujer independiente y nómada que procura plantar raíces nuevas en su ciudad.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *