Una de las sorpresas de Netflix estrenadas en el mes de julio, un thriller de acción lleno de persecuciones de autos e intensas peleas.
Si hay algo que caracteriza a las últimas películas francesas de acción que sube la plataforma streaming es su simpleza para la narración y la rapidez con que nos mete en la dinámica del film. Simple, con solo 15 o 20 minutos para presentarnos a los personajes y de ahí a disfrutar de mas de una hora de pura acción y adrenalina. Así dan cuenta Furia de Oliver Abbou, Guerra en el Aserradero de Julien Leclerq y Modo supervivencia de Patrice Laliberté, todas estrenadas dentro de la plataforma en el transcurso de este año. En esta ocasión la simpleza también está presente y para los que quieren pasar un buen rato, Bala Perdida es una buena opción.
Esta vez nos cuenta la historia de Lino (Alban Lenoir), un genio mecánico, apasionado de los autos de combate, que cae en prisión por intentar robar una joyería junto a su joven amigo a bordo de un Renault Clio blindado por él. Tiempo después y dada su sabiduría en el rubro automotriz es contratado para preparar autos para un equipo especial, encabezado por Charas (Ramzy Bedia), que busca dar caza a narcotraficantes que transitan por las calles de Francia. Todo funcionará bien hasta que cae en la trampa de unos policías corruptos a los cuales deberá enfrentar
La sencillez de ese guión hacen que Bala Perdida sea una mera excusa para ver una sucesión de incontables y espectaculares tiroteos y persecuciones, rodadas con nervio y una concepción clásica de cintas de John Frankenheimer, como Ronin o Contacto en Francia 2. Policías corruptos sin escrúpulos que persiguen a nuestro antihéroe por las calles de París en una cinta trepidante, con coches destrozados y frenéticas persecuciones, siempre filmado con la luminosidad clásica del cine francés.