[Crítica] Yo Capitán de Matteo Garrone

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Este jueves se estrena en cines la película italiana nominada al Óscar a Mejor Película Extranjera.

La más reciente obra de Matteo Garrone nos sumerge en la odisea en busca del sueño europeo, centrada en el arduo periplo migratorio de dos jóvenes senegaleses que anhelan llegar a Europa. Este viaje se convierte en una exigente prueba de resistencia y supervivencia para los adolescentes, con una trama que encuentra su fuerza en la conmovedora interpretación de Seydou Sarr, un actor novel reconocido por sus incursiones en la música, compartida a través de su cuenta de TikTok.

Yo Capitán se propone reflejar los desafíos a los que se enfrentan aquellos que cruzan el continente africano en pos de sus sueños, otorgando a la película una carga emocional impactante. En la misma línea de sus obras previas como Dogman o Gomorra, caracterizadas por su realismo crudo y naturalista, la trama de su nueva producción se enriquece con elementos distintivos y detalles mágicos reconocibles del estilo único de Garrone.

El relato, a pesar de su realismo descarnado, se ve impregnado de toques propios del director, que incluyen pinceladas de realismo mágico, escenografías teatrales y encuadres de intensidad colorida. Al ser, en última instancia, casi un cuento de hadas, la película narra la historia de dos jóvenes campesinos que superan diversas pruebas para alcanzar la autorrealización y la madurez. Desde el inicio, se nos revela que estos chicos lograrán cumplir su sueño, a pesar de los peligros que se avecinan.

Yo Capitan adopta una estructura en forma de capítulos, cada uno nombrado con lugares geográficos que marcan la travesía de los protagonistas, Seydou y Moussa, desde su hogar en Dakar, Senegal, hasta el peligroso cruce del Mediterráneo en un barco desgastado. A medida que la historia se desarrolla, la trama se centra en las vidas de Seydou y Moussa, quienes, a pesar de vivir en una casa abarrotada pero amorosa, se embarcan en la peligrosa aventura motivados por su deseo de triunfar en el mundo de la música, a pesar de la oposición de sus madres.

A medida que los personajes enfrentan las duras realidades del viaje, la inocencia juvenil se transforma en conmoción y resiliencia endurecida. La película explora los desafíos enfrentados por los protagonistas, desde la obtención de documentos falsos hasta enfrentarse a guardias fronterizos y atravesar el Sahara a pie. La narrativa toma un giro oscuro cuando llegan a Libia, revelando horrores como cárceles y subastas de esclavos en la ciudad de Sabha, en el desierto libio.

En ese plano, Garrone utiliza la fotografía y se nutre de ella para explorar las emociones de los personajes, siempre con tonos cálidos que reflejan la esperanza persistente de los protagonistas incluso en los momentos más oscuros. De esta manera, logra encontrar belleza en escenarios desolados, desde las escarpaduras del desierto hasta las dunas onduladas y en las plataformas petroleras nocturnas, haciendo de la desgarradora travesía de los jóvenes africanos una alegoría emotiva y esperanzadora.

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