Deadpool & Wolverine | Review

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Este jueves llega a los cines argentinos la tercera parte del antihéroe de Marvel creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza.

La aparición de la adaptación cinematográfica del cómic Deadpool de Tim Miller, en 2016, fue una brisa de aire fresco dentro de las producciones de Marvel. Wade Wilson (nombre real del personaje),se caracterizaba por ser políticamente incorrecto, verborrágico, mal hablado y sumamente violento, particularidades que hacía de la misma algo novedoso y original dentro del UCM.

Originalmente introducido como villano en los cómics, Ryan Reynolds lo transformó en el antihéroe ideal por su encanto y por el ingenio con el que se burlaba del cine de superheroes y de la cultura popular. La confirmación de la fama se dió en la secuela de 2018, esta vez dirigida por David Leitch, responsable de películas de acción como John Wick y Atómica En esta tercera entrega, quien está al mando es Shawn Levy creador de la saga de Una noche en el museo, Gigantes de acero, Free Guy y El proyecto Adam.

Deadpool vuelve a ser protagonista principal pero ahora se ecncuentra acompañado por su «ser de anclaje», Wolverine, en la vuelta de Hugh Jackman a interpretar al mítico personaje de X-Men. La unión de ambos era una de las herramientas narrativas con la cual Deadpool bromeaba de manera permanente en las dos anteriores, con lo cual la expectativa de que ello suceda era grande y algo lógicamente esperable, por el recurrente enfasis que no solo hacía el personajes, sino Ryan Reynolds actor en cada una de sus redes.

(L-R): Ryan Reynolds as Deadpool/Wade Wilson and Hugh Jackman as Wolverine/Logan 20th Century Studios/Marvel Studios’ DEADPOOL & WOLVERINE. Photo by Jay Maidment. © 2024 20th Century Studios / © and ™ 2024 MARVEL.

La excusa para que el binomio forme alianza es el concepto de los metaversos y sus líneas temporales, que hará que Deadpool sea reclutado por Paradox (el talentoso Matthew Macfadyen, un poco desperdiciado), funcionario de AVT (Autoridad de Variación Temporal) encargado de custodiar la línea temporal en la que vive el antihéroe. Es la oportunidad para Wade Wilson vuelva al ruedo, ya que se encuentra retirado del rol de superhéroe, separado de Vanessa y llevando una vida más tranquila como vendedor de autos. Una serie de inconvenientes hará que la dupla termine en El Vacio, el desértico lugar donde van a parar todos aquellos que no respetan las reglas de la empresa. A partir de allí, se encontrarán en un submundo aparte de numerosas apariciones de personajes del universo Marvel que provocan el aplauso inmediato del público y una villana calva interpretada por Emma Corrin (The Crown) como Cassandra Nova.

A pesar de su excesiva duración que puede llegar a cansar (sobre todo por la verborragia que maneja Deadpool) y la tendencia a aprovechar el «fan service» de Marvel, la película funciona como una clásica «buddy movie», con gags hilarantes y excelentes secuencias de acción (se destacan un plano secuencia con Like a Prayer de Madonna de fondo y una pelea de Deadpool y Wolverine dentro de un Honda Odyssey). También hay bromas sobre la crisis de Fox, la corrección política de Disney, sobre drogas y, como siempre, el innegable talento para la comedia de Ryan Reynolds, en sintonía perfecta con Hugh Jackman, quien también entrega algunas secuencias de dramatismo, características del personaje.

Pero lo más interesante de Deadpool & Wolverine es que, mientras Logan de Mangold -sobre la que recaen muchas bromas- se transformaba en un notable homenaje cinematográfico a uno de los icónico personajes del UCM, esta lo hace desde un aspecto más lúdico y divertido, ofreciendo un cierre (¿?) a la carrera de Hugh Jackman interpretando a Wolverine. Hay también una gran banda sonora que acompaña, lo que da como resultado final, una película que cumple con las expectativas que pesaban sobre sus hombros, en un momento tan alicaido del cine de superhéroes.

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