La plataforma Netflix estrenó la nueva entrega de la saga creada por Takashi Shimizu.
Se dice en Japón que cuando alguien muere en una pena o rabia extrema, la emoción permanece y puede dejar una mancha y la muerte se convierte en una parte del lugar donde sucede. La saga de películas The Grudge, que dio comienzo allá por el 2003, toma ese concepto y lo llevó al plano audiovisual. Todo comenzó con una mujer que fue secuestrada, abusada y asesinada dentro de una casa. Lo tremendo de la historia continua ya que su captor no solo la sometía a abusos, sino que producto de eso nació un niño que le fue arrebatado, y a raíz de su muerte la maldición nació.
La maldición de la casa se propaga por la energía que se generó a raíz de esa trágica muerte a lo largo de los años y de los personajes que van ingresando a la casa, ya sea para vivir en ella como solo de visita. En la película que dio inicio a la saga la maldición ya existía en la casa, con lo cual poco a poco, y a través de flashbacks nos cuenta como nació la mismo. La serie nace con el objetivo de contar ese origen, basada en hechos verídicos y que toma varios crímenes reales para construir el relato.
Luego de las fallidas remakes norteamericanas de la saga, la serie de seis capítulos Ju-On Origins de Netflix logra recuperar el atractivo y tensión de sus comienzos, además de crear una nueva percepción sobre la historia en general. De nuevo, una propiedad condenada a la desgracia, la violencia y el horror que le habita, se convierte en centro del argumento.
Pero en esta ocasión —y a diferencia de las películas— las diferentes líneas de tiempo se sostienen desde una versión del bien y del mal cuidadosamente enlazadas. Con un ritmo lento y pausado, propio de las producciones asiáticas, nos logra meter en la dinámica de cada una de las víctimas de la maldición, en sus traumas y en sus dramas. Está vez apelando al terror más fuerte, con escenas realmente chocantes y sangrienta, en un ambiente dónde la maldición parece no solo aquejar a quienes ingresan a la casa, sino a toda la sociedad que vive atemorizada por las constantes noticias que llegan a través de los televisores que aparecen en cada una de las casas de las series.
Sin ser lo mejor de la franquicia, «JU ON Orígenes» es oscura y violenta; rememorando lo mejor del terror asiático de los 90. La serie funciona como un film coral de 3 horas en las que veremos personajes psicológicamente desequilibrados y crímenes muy turbios, con un sutil tratamiento de los fantasmas, que oscilan entre lo desagradable y lo grotesco. Aunque carezca de la intensidad a la que estamos acostumbrados en las producciones de terror cumple la premisa principal de traumar al espectador.