La Hija Oscura de Maggie Gyllenhall.

Nuestra puntuación

Basada en el libro The Lost Daughter de Elena Ferrante, se estrenó en Netflix la ópera prima protagonizada por Olivia Collman, Jessie Buckley y Dakota Johnson.

Olivia Colman protagoniza la ópera prima de Maggie Gyllenhall.

«Los niños son una responsabilidad abrumadora», dice Leda, el personaje interpretado por Olivia Colman en los momentos iniciales de The Lost Daughter. Ella parece ser una mujer alegre, pero para Leda, las palabras tienen un peso real, una profesora de literatura, de 48 años, en unas vacaciones de trabajo en una paradisíaca isla griega. Leda se describe a sí misma como una persona egoísta que busca algo de paz y tranquilidad; entre las atenciones del cuidador Lyle (Ed Harris) y del estudiante irlandés Will (Paul Mescal), obtiene un poco de ambos.

Pero aparece Callie (Dagmara Domińczyk), una mujer embarazada que le pide a Leda que deje un lugar en la playa para que su familia pueda dispersarse. “Son malas personas”, dice un lugareño. Aunque Callie es molesta, pero queda paralizada por su hermana Nina (Dakota Johnson), una madre que lucha por ser madre de su pequeña hija Elena (Athena Martin). A partir de observar la relación madre-hija, Leda se ve consumida por los recuerdos de su tiempo criando a sus hijas Bianca y Martha. No son recuerdos felices: hace veinte años, era una «madre antinatural» que se preocupaba más por su trabajo y una relación extramatrimonial con su compañero académico, el profesor Hardy (Peter Sarsgaard), que sus hijos. Destellando de un lado a otro desde el presente hasta hace dos décadas, donde Leda es interpretada por la gran Jessie Buckley, la historia da cuerpo al retrato de una mujer que alberga un profundo pesar por sus acciones pasadas. «Es como si hubiera intentado no explotar», dice Leda, » luego exploté».

La Hija Oscura (The Lost Daughter) es un auspicioso debut detrás de cámara para Maggie Gyllenhaal. Maneja con habilidad las historias paralelas, del pasado y el presente de Leda, uniéndolos para pintar el retrato de un personaje complejo, dando una inquietante mirada sobre los altibajos de la maternidad. Aunque la historia hace más preguntas de las que responde, el verdadero don de la película es confiar en sus personajes al espectador, tratándolos como personas imperfectas, sin complicar la historia con giros o vueltas de tuercas rebuscadas. Impulsada por maravillosas actuaciones de Olivia Colman, Dakota Johnson y Jessie Buckley, quienes le aportan humanidad a personajes que no siempre son agradables.

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