Mulan de Niki Caro. Crítica.

Nuestra puntuación

Luego de muchos idas y vueltas, llegó a Disney + la esperada versión live-action del clásico animado de 1998.

Liu Yifei personifica a Mulan en la nueva versión live-action del clásico animado de Disney.

Niki Caro irrumpió con fuerza en el año 2002 con Jinete de Ballenas, un maravilloso relato que sorprendió al público. Las historia giraba en torno a Pai, una niña que se enfrenta a su abuelo para hacerle entender que está destinada a ser la máxima autoridad de su tribu maorí en Nueva Zelanda, un cargo que siempre ocupó un varón. Por eso pelea para que la dejen subirse al lomo de una ballena, un ritual ancestral de mil años, en honor a Paikea, un ancestro que escapó de la muerte montado en una ballena. La película le valió a la directora el reconocimiento mundial y la cinta fue multipremiada a nivel mundial. Un pequeño repaso sobre el guión de la película nos marca a las claras las similitudes que tiene Jinete de Ballenas con esta nueva versión de la película animada de Disney, donde estaban presentes la rebeldía de la mujer a mandatos sociales y tradiciones ancestrales en comunidades patriarcales.

Mulan, el film original de 1998, estaba inspirado en el poema chino Balada de Fa Mu Lan y giraba en torno a las hazañas de la joven Mulan que, para evitar el alistamiento de su anciano y enfermo padre, se viste como un hombre y decide enrolarse en el ejército imperial para hacer frente a la invasión de los hunos, labor en la cual es apoyada por Mushu, un dragón parlante escogido por sus ancestros familiares, y Cri-Kee, un grillo que supuestamente da suerte.

En este auge actual del live action, era de esperar que Disney adapte la historia de la joven guerrera china con actores de carne y hueso. Es más, si nos ponemos a pensar, Mulan era la mejor película del universo animado de MIckey Mouse para ser adaptada de esa manera. Tenía muchos condimentos para que sea consumida por el público adulto, ya que tenía escenas de batallas y abordaba parte de la historia tradicional China, además del componente de la mujer que rompía con el mandato social. Lo que hacía de Mulan, el estreno más esperada de este año en los cines mundiales que por motivos de público conocimiento no pudo llegar a la pantalla gigantes

En esta nueva versión, el guión es el mismo a la versión animada, con algunos pequeños cambios. Los primeros minutos son notables, la ambientación y la fotografía de la China antigua es hermosa. La construcción del barrio donde vive Mulan y su infancia en el lugar es fiel a la original, y tiene una estructura dinámica y divertida, que, tanto a niños como a adultos les resultará atractiva. Los momentos con el padre, las charlas y el entrenamiento, incluso la relación con su hermana y su madre, todo hace que la película vaya por los caminos normales (incluso hasta más profundo que la animada).

El problema viene cuando Mulan decide fugarse para ir a defender al Imperio Chino de la invasión de los rouranos (en la versión animada son los hunos). Una vez que ella se suma al ejercito haciéndose pasar por varón, el film pierde fuerza y se torna lento. La relación con los otros soldados, que aportaban muchos momentos divertidos en la original, acá pierde gracia, ya que todo se da dentro de un marco de solemnidad donde parece que estamos viendo una repetición infantil de El Tigre y el Dragón de Ang Lee. La decisión de intentar darle un tono serio al film, hacen que pierda peso y dinamismo, y el ritmo se apague poco a poco. Encima la decisión de reemplazar a Mushu, el dragón, por un Ave Fénix y la no inclusión Cri-kee, el grillo, hace que nada rompa el hielo y nos sacuda un poco la modorra, aunque sea con una carcajada.

Las escenas de lucha están bien desarrolladas pero no son nada de otro mundo que no hayamos visto en otros films de artes marciales o de guerra chinas. La necesidad de que el film sea apto para público hacen que las mismas sean coreografías livianas y carentes de impacto. En un contexto donde la violencia física está ausente (algo lógico por ser de Disney), las principales víctimas son los guerreros invasores, quienes no alcanzan el nivel de brutalidad necesario para que uno pueda esperar con expectativas la batalla final entre Bori Khan, el lider rourano, y Mulan.

Por el lado de las actuaciones, Crystal Rao, como Mulan de niña, y Liu Yifei, de adolescente, le aportan frescura y están bien en su papel. Junto a Tzi Ma, quien compone a Fa Chou, el padre, nos entregan los momentos más emotivos y tiernos. Pero los demás están totalmente desdibujados, sobre todo los soldados y la bruja, Xia Lang cuyo aporte en la historia pasa casi desapercibido.

Lamentablemente, esta versión de Mulan se queda a mitad de camino, no logra ser entretenida para los niños ni logra tener el peso dramático suficiente que pueda atrapar a los más grandes. Es densa, aburre por momentos, solo tiene un buen inicio y un buen final, cuando ahonda más en las relaciones de Mulan con su familia y con los vecinos, pero el resto es chato sin vida y carece de profundidad. Preferible volver a ver la versión animada y Jinete de Ballenas, otra película de NIki Caro.

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