Se estrenó en cines argentinos, la película del director de Belleza Americana, Todo por un Sueño, Camino a la Perdición y 1917, entre otras.
Imperio de luz (Empire of Light, Reino Unido-Estados Unidos/2022). Guion y dirección: Sam Mendes. Elenco: Olivia Colman, Micheal Ward, Tom Brooke, Tanya Moodie, Hannah Onslow, Crystal Clarke, Toby Jones y Colin Firth. Fotografía: Roger Deakins. Edición: Lee Smith. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Distribuidora: Disney (Searchlight Pictures). Duración: 119 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Imperio de Luz me dejó un sabor agridulce. Si bien no fue mala en sí misma, tampoco cumplió con las expectativas que me habían generado de ser un homenaje al cine y la «Cinema Paradiso» de Sam Mendes. En cambio, resultó ser un melodrama correcto con un impresionante cine de estilo art deco como telón de fondo.
La historia nos sitúa en la década de los 80, donde Hilary Small (interpretada magistralmente por Olivia Colman) trabaja como administradora del Empire, un hermoso y amplio cine ubicado en la ciudad costera de Kent. Hilary sufre de inestabilidades emocionales que intenta combatir con una batería de químicos, lo que la hace sentir frustrada y deprimida. Sin embargo, encuentra cierto equilibrio en su trabajo. Pero a los pocos minutos de iniciada la película, descubrimos que su jefe, el Sr. Ellis (interpretado por Colin Firth), es un hombre abusivo.
El equipo del Empire lo completan el proyectorista Norman (Toby Jones, excelente, como siempre) y un recién llegado llamado Stephen (interpretado por Micheal Ward), un joven negro, detalle importante que no pasa desapercibido en la Inglaterra de Margaret Thatcher, donde el racismo hacia negros y extranjeros por parte de grupos de ultraderecha, como el Frente Nacional, se hacía cada vez más patente.
La película presenta varias tramas paralelas, desde la salud mental de Hilary, la relación (algo más que) amistosa entre ella y Stephen (un joven que sueña con estudiar arquitectura), la problemática del abuso sexual y el creciente racismo en la sociedad. Si bien todas estas tramas están trabajadas con cierta sensibilidad y sin sensacionalismo, en conjunto, hacen que la película se desvíe de lo que se había prometido: un tributo al cine.
Aunque se proyectan en el cine Empire películas icónicas de la época, como Nine to Five, The Elephant Man, All That Jazz, The Blues Brothers, Toro salvaje, Carrozas de fuego y Desde el jardín / Being There (estas dos últimas, escenas cumbre), la película no logra cumplir con las expectativas que habían generado estas referencias cinéfilas. En lugar de ello, se adentra en terrenos previsibles y de los cánones esperables de la corrección política.
En definitiva, Imperio de Luz es una película que tiene sus méritos, desde la hermosa fotografía de Roger Deakins hasta la impecable banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross. Sin embargo, si esperas encontrar un homenaje al cine, es probable que salgas un poco decepcionado.