[Reseña] Nunca volverá a nevar de Małgorzata Szumowska y Michał Englert.

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En el día de ayer, se estrenó en cines argentinos, la película que representó a Polonia en la 93° Entrega de los Premios Óscar.

Zhenia (Alec Utgoff) tiene con habilidades casi mágicas: puede mover objetos telequinéticamente, domina la hipnosis y sus manos pueden curar a sus clientes o matarlos. Es ucraniano y viaja a una gran ciudad polaca donde logra un permiso de residencia. Allí ofrece sus servicios de masajes a quienes viven en una comunidad cerrada de lujo. Los residentes adinerados viven existencias tristes en su comunidad genérica y tradicional. Están plagados de matrimonios rotos, niños insolentes y puro aburrimiento.

Un ama de casa frustrada (Maja Ostaszewska), una intelectual viuda con conciencia ecológica (Agata Kulesza), un hombre moribundo (Lukasz Simlat), un soldado reprimido (Andrzej Chyra) y una mujer obsesionada con los perros (Katarzyna Figura) son los que clientes de los cuales Zhenia se convierte en su confidente y, con sus poderes, empuja a salir de esta burbuja de clase alta hacia la autoconciencia.

Escrita y dirigida Małgorzata Szumowska y Michał Englert, Nunca volverá a nevar es un drama misterioso que suavemente toca algunos temas importantes. El sentimiento antiinmigrante, los prejuicios, la desigualdad económica y el calentamiento global se hacen presente en cada diálogo que Zhenia sostiene con sus clientes. En ese plano, Utgoff ofrece una sólida actuación como el escurridizo masajista que, ante los problemas para comunicarse por el idioma, se mantiene inmutable ante cada reflexión de los peculiares personajes con los que debe lidiar. La magia de sus manos serán sus formas de expresarse y la herramienta que dará en esas almas heridas la paz que sus palabras no pueden dar.

La película ofrece momentos de cinematografía deslumbrante y tiene ligeros elementos fantásticos. Aunque pueda resultar un poco difícil de comprender las motivaciones del personaje principal, uno se sumerge y acompaña a Zhenia durante sus días de trabajo, disfrutando el viaje hacia el destino final, donde Nunca volverá a nevar nos mostrará que el mundo es redimible y la nieve en algún momento volverá a caer.

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