Luego de presentarse en el BAFICI, llegó a Netflix la comedia protagonizada por Alan Sabbagh y Daniel Hendler.
Nos pasa que cada vez que hablamos sobre algo, enseguida nos aparece una publicidad en el celular relacionado con lo que mencionamos. Permitir a algunas aplicaciones acceder a nuestros audios, tiene esos riesgos. Pero también existe la publicidad engañosa, aquella que nos promete ser millonarios en cuestión de segundos, la «emergente» que, si no activamos el Adblock plus, nos molesta a cada rato. Los problemas en la nueva película surgen a partir de que Fernando le da click a una de esas ventanas emergentes.
En crisis creativa y laboral; encerrado la mayor parte del día en su departamento, Fernando (Daniel Hendler) convive con su hija y su pareja. En una de sus salidas tiene la mala suerte de ser testigo privilegiado de un suicidio en plena vía pública. Las últimas palabras del fallecido son «KEOPS». Investigando en internet se encuentra con la engañosa publicidad que promete ser millonario a aquel que se suscriba. Un poco por aburrido, otro por necesidad, Fernando se anotará con un perfil falso, pero desembocará en un acoso implacable por parte de la corporación que lo obligará a realizar actividades a cambio de no sacar a la luz algunos secretos suyos. Junto a su amigo, Sergio Israel (Alan Sabbagh) se sumergirán en un extraño universo plagado de peculiares personajes para desenmascarar a quienes están detrás de los extorsionadores.
Planteada como un experimento lisérgico, El Sistema K.E.OP/S puede ser vista como un divertimento pero también es un paso adelante por parte de NIcolás Goldbart, donde demuestra un enorme talento como guionista. Nicolás ya nos sorprendió con Fase 7, la película que anticipó el contexto mundial de la pandemia, pero acá no sólo se destaca por la estructura del relato, que parece irse a cualquier lado pero nunca pierde su centro, sino por sus diálogos: rítmicos, musicales, ensamblados unos con otros, que le dan al filme una melodía única y distinguible. Nicolás entrega un film con varios planos de lectura, de referencias cinéfilas, pasando por Blow-up, El Club de la Pelea, La Conversación, hasta por La Ventana Indiscreta, en tono irreverente y frenético.
Las actuaciones de Hendler y Sabbagh para componer a dos patéticos perdedores es otra de las claves para que la película funcione. El primero como Fernando, una especie de The Dude de El Gran Lebowski, con una camisa hawiana reemplazando a la clásica bata del personaje de Jeff Bridges. El segundo como Sergio Israel, su amigo de la infancia. Un calentón y verborrágico ser humano con aires de grandeza creativa, «tan boludo que si no tuviese los huevos saldría volando». Una dupla divertida no solo por su torpeza, también por sus dialectos y la forma de tratarse entre ellos. Bien acompañados por una cantidad de personajes secundarios, donde sobresalen Rodrigo Noya y Gastón Cocchiarale, alter egos de Fernando y Sergio sumergidos en un espiral de estafa piramidal del cual parecen no poder salir.
El Sistema Keops es un homenaje al cine negro pasado por el tamiz de la contracultura pop, con un humor que apuesta por el absurdo de lo cotidiano llevado a un extremo, mezcla de comedia y thriller de pseudo misterio con buen ojo para las costumbres sociales, las figuras retóricas modernas y las teorías conspiranoicas actuales. Una sorpresa del cine nacional hecha con talento y buena música, cuyos placeres momentáneos parecen huecos y sin resonancia, pero seguramente queramos revisitar más de una vez.
La película no es ni por asomo lo que comentás acá. Es lenta, aburrida, poco verosímil y ridícula. Me clavé por un comentario de Santy García en lo de Lanata. Qué manera de suponer que las interpretaciones rebuscadas mejoran un producto de pobre calidad. Argentina languidece y su cine con ella. Y los críticos imaginando un arte que no existe
Una lástima que no te haya gustado. Es poco verosímil y ridícula, esa es su parte más divertida. Saludos y gracias por opinar!
Vos comparás todas las películas que mirás desde la verosimilutud y la seriedad? Que aburrida tu biblioteca viejo…
Es buenísima la peli. Sobre todo porque no sigue ninguna receta más que la clásica. Me gustó y la vería de vuelta