Tipos de Gentileza | Review

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Este jueves se estrena en cines la nueva película de Yorgos Lanthimos, director griego de Canino, La Langosta, El Sacrificio del Ciervo Sagrado, La Favorita y Pobres Criaturas.

A solo un año de deslumbrar con Pobres Criaturas, Tipos de Gentileza marca el regreso de Yorgos Lanthimos con tres historias o variaciones sobre un tema, que evoca al Lanthimos de Canino más que al de La Favorita o su última película. En esta ocasión, el cineasta griego se reúne nuevamente con Efthimis Filippou, su frecuente colaborador, para ofrecernos una exploración sobre las cosas que hacemos los seres humanos por ganar el afecto de otras personas, sea en el trabajo, en las relaciones o en un grupo socialmente. 

La ambientación austera de Nueva Orleans reemplaza los decorados palaciegos, elegantes vestuarios y paisajes oníricos de sus anteriores películas, poniendo en primer plano un reparto estelar encabezado por Emma Stone, Jesse Plemons, Willem Dafoe, Margaret Qualley, Mamoudou Athie, Joe Alwyn y Hong Chau. Desde el inicio, el filme deja claro que no es una continuación del estilo reciente de Lanthimos, sino un regreso a sus raíces más agudas y humorísticas. La película abre con Sweet Dreams de Eurythmics, lo que ya sugiere el tono irónico y desconcertante que seguirá. Los tres capítulos tienen el nombre de un personaje en particular en el título (The Death of RMFRMF is Flying y RMF Eats a Sandwich), todos ellos interpretados por los mismos actores en roles distintos.

En la primera historia, Plemons encarna a Robert, un hombre cuya vida está bajo el control total de su jefe Raymond (Dafoe). Su trabajo, su casa y su esposa (Hong Chau), su dieta y su rutina diaria, están organizadas por Raymond, quien le da regalos que incluyen la raqueta rota que John McEnroe usó en 1984. Pero cuando Robert se resiste a una de las exigencias, su vida se verá truncada, hasta que un personaje interpretado por Stone aparece en escena, mientras que el papel de Qualley aquí tiene una curiosa importancia.

La segunda parte sigue a Daniel (Plemons), un policía cuya esposa (Stone) desaparece misteriosamente. Cree que ella volverá a aparecer, pero cuando lo hace, unas oscuras sospechas empiezan a apoderarse de él. En esta parte de la película, la esencia distintiva de Lanthimos y Filippou se hace más evidente que nunca; los créditos revelan un mundo insólito gobernado por perros, mientras que los recuerdos y visiones se plasman en un impactante blanco y negro, reforzando la atmósfera surrealista y perturbadora que caracterizan sus trabajos.

Finalmente, en el tercer capítulo, Lanthimos desata su lado más bizarro, donde la trama se torna cada vez más retorcida, perturbadora y surreal. Este segmento incluye una escena de violación sugerida, que evita mostrar explícitamente, pero no por ello resulta menos inquietante. Allí, Joe Alwyn se aparta radicalmente de su habitual imagen de chico bueno, desafiando cualquier expectativa previa. En esta historia, también se encuentra la célebre escena de baile de Emma Stone, mientras que Margaret Qualley se desdobla en dos roles distintos. Este capítulo se destaca por ser el más largo, el más extraño y el que lleva la narrativa a su punto más extremo.

Visualmente, Lanthimos juega con los encuadres y los planos para aprovechar al máximo las limitaciones y oportunidades que ofrece cada trama. Desde las vacías oficinas hasta las mansiones sombrías, el filme utiliza sus locaciones de manera que el espectador se sumerja en un ambiente denso y opresivo. En cuanto a las actuaciones, Jesse Plemons se destaca con una caracterización versátil que ancla las tres historias, mientras que Emma Stone ofrece un trabajo diferente a sus roles anteriores. Margaret Qualley, aunque en papeles más pequeños, brilla con una presencia que eleva cada escena en la que aparece. Lo mismo sucede con William Dafoe, como un siniestro jefe en un inicio, un padre posesivo luego y el lider espiritual extravagante del tercer acto.

En forma absurda y exagerada, Tipos de Gentileza es una reflexión sobre la naturaleza humana, explorando cómo buscamos afecto y validación en nuestras relaciones y entornos. El tema con Lanthimos es que siempre nos deja con más preguntas que respuestas, y es precisamente esta ambigüedad lo que hace que el filme resuene, invitándonos a una profunda introspección sobre las motivaciones humanas y la realidad que nos rodea.

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