Veinte años de Nueve Reinas de Fabían Bielisnky.

Hoy se cumplen dos décadas de uno de las películas más aclamada y exitosa del cine argentino, reflejo de una época convulsionada del país.

Gastón Pauls y Ricardo Darín en Nueve Reinas.

Con tan solo dos films como director, Fabián Bielinsky, nos dejó un legado increíble, Nueve Reinas y El Aura. Hoy cumple veinte años del estreno de la primera y que se puede decir sobre ella que no se haya dicho. Aún tengo fresco el recuerdo de la fascinación con la que salí del cine. Esa sensación de querer verla de nuevo, pero había que esperar mucho tiempo a que salga en VHS (salió el 9 de febrero de 2001), con lo cual, a las tres días volví al cine. La sensaciones fueron las mismas que la primera vez, la diferencia es que esta vez me pude llevar en mi memoria grandes frases como: “Crunchy. ‘Elaborado en Grecia’. Este país se va a la mierda”, “Va a querer la vieja. Si no para eso estás vos, seductor de ancianas”,  “Nada mejor que un Rolex paraguayo para quedar bien con la persona amada” o la clásica «Putos es lo que sobra, lo que faltan son financista», hasta mi preferida, teniendo en cuenta el contexto del film“¿Esto era para cobrar? Te lo vas a tener que meter en el culo, Marquitos”. Todos esos momentos inolvidables son los que uno espera cada vez que uno la vuelve a ver.

Para refrescar la mente de algún desmemoriado, recordemos que Nueve Reinas era la historia de un estafador (Ricardo Darín) que encuentra a un “colega” suyo (Gastón Pauls) y lo lleva a hacer un negocio grande con unas estampillas falsas. En el medio un cúmulo de personajes que se interponen en el camino hacia la medio-millonada de dólares. En film se estrenó en un contexto especial de Argentina, el gobierno de la Alianza comenzaba a tener sus `primeros cimbronazos luego de la nefasta década menemista. Aún se mantenía firme la dupla presidencial, De La Rúa-«Chacho» Alvárez, aunque el éxito de la misma (supero el millón y medio de espectdores) y el tiempo en cartelera le permitió ser testigo de la renuncia del vicepresidente el 6 de octubre de 2000, denunciando corrupción en la administración De La Rúa y en el Senado Nacional.

Un país convulsionado, que comenzaba a sufrir los primeros embates de lo que sería una crisis sin precedentes, los momentos previos al «Que se vayan todos» del 2001 y en el medio una historia sobre estafadores que capturaba una parte de la idiosincrasia argentina, pero fundamentalmente del chanta porteño, personificado por un fabuloso Ricardo Darín. Todos sabíamos de las dotes actorales de Ricardo, pero la gran sorpresa fue Gastón Pauls, un actor que venía de protagonizar una exitosa tira juvenil como Montaña Rusa, con lo cual dentro del mundo de los puristas del cine podría generar cierto rechazo, aunque ya venia de trabajar con Fernando Spiner en La Sonámbula, Recuerdo del Futuro (bajo guión de Bielinsky). Su labor estuvo a la altura de las circunstancia, la dupla compuso una pareja excepcional, con matices y personalidades diferentes, pero cuyo objetivo era el mismo, estafar a la gente.

Pero además de ellos dos, Nueve reinas está bendecida con una galería de personajes bien dibujados, que incluye un alcohólico y sus dos guardaespaldas; la viuda avara, dueña de las «nueve reinas», y su joven novio teñido de rubio, y Valeria la hermana de Marcos, quien se opone a los sórdidos amigos de su hermano y su vida de crimen, pero que duerme con el millonario comprador de estampillas, Gandolfo, para poder compartir el botín. Otros que entran pequeños momentos como el vendedor ambulante de cualquier cosa (hasta chequeras), un inexperto ladrón que se vende por dos pesos y muchas manos que aparecen para compartir un cuantioso botín, en medio de esta aventura por las calles porteñas.

Si hay una película que no envejece en Argentina, esa es Nueve Reinas. Aunque no sea motivo de orgullo que así sea, ya que esos personajes estafadores aún existen, es un film que se disfruta de principio a fin. Hoy cumple 20 años de sus estreno y el sentimiento de nostalgia se mezcla con el de tristeza, por ser la ópera prima y el legado más importante de uno de los directores que quedará en la historia grande del cine nacional, Fabián Bielisnky.

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