Dentro de la Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata se estrenó la película tunecina de Mehdi M. Barsaoui.
Aïcha es una película que evoluciona con fuerza, moviéndose entre géneros y temáticas sin perder su núcleo emocional. Comienza como una denuncia laboral, exponiendo las desigualdades sociales en un hotel, las imposiciones familiares y los mandatos machistas que enfrentan las mujeres en las zonas rurales de Túnez. Luego, el relato da un giro hacia una narrativa de transformación personal, donde la protagonista se reinventa, para finalmente desembocar en un thriller que denuncia la corrupción policial, la impunidad de los poderosos y la complicidad política en la gran ciudad.
Aya, interpretada por Fatma Sfarr, es una joven atrapada en un entorno sin futuro en el sur tunecino. Su vida da un vuelco tras sobrevivir a un accidente que mata a todos los pasajeros del monovolumen que la llevaba al trabajo. Aprovechando esta tragedia como una oportunidad, huye a la ciudad con una nueva identidad, buscando una vida mejor. Sin embargo, su intento de empezar de nuevo se ve amenazado cuando se convierte en testigo clave de un abuso policial.
La película, a pesar de abordar temas tan duros como el acoso, los abusos de poder y la violencia de género, logra cerrar sus tramas con coherencia y un final que resulta satisfactorio. La interpretación de Sfarr es el corazón del filme: con una mezcla de ingenuidad, desesperación y determinación, logra transmitir las contradicciones y vulnerabilidades de Aya, permitiendo que el espectador empatice incluso con sus decisiones más cuestionables.
Aicha no solo cuenta una historia, sino que expone las realidades invisibilizadas de las mujeres en contextos de opresión. Es una obra que conmueve y que invita a reflexionar sobre la lucha por la libertad y el precio que muchas veces se paga por ella.