Bad Boys: Hasta la muerte | Review

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Este jueves se estrena en cines una nueva entrega de la dupla de detectives de Miami, protagonizada por Will Smith y Martin Lawrence.

En 1995, Michael Bay reveló al mundo la chispa cómica que surge al unir a Will Smith y Martin Lawrence en una misma película. Estos dos amigos, que se dedican a limpiar las calles de Miami de delincuentes con un estilo bastante particular, vuelven casi 30 años después. Esta franquicia, la cuarta, luego de sus secuelas de 2003 y de 2020, sigue ofreciendo una experiencia emocionante y vibrante, nuevamente bajo la dirección de Adil El Arbi y Bilall Fallah.

Bad Boys: Hasta la muerte nos vuelve a traer a los detectives Marcus Burnett (Martín Lawrence) y Mike Lowery (Will Smith), quienes ahora enfrentan los retos de la mediana edad. Mike ha decidido calmarse y casarse, mientras que Marcus, a punto de ser abuelo, ha adquirido una nueva perspectiva de la vida tras estar al borde de la muerte por un infarto en medio de la fiesta de bodas de su amigo Mike. Sin embargo, su «tranquilidad» se ve interrumpida cuando su difunto mentor, el Capitán Howard (Joe Pantoliano), es acusado póstumamente de colaborar con cárteles de drogas. Convencidos de que se trata de una trampa, Mike y Marcus se embarcan en una peligrosa misión para limpiar su nombre, enfrentándose al astuto McGrath (Eric Dane).

Inspirados por los videojuegos (los shooters, sobre todo) y el anime, Adil y Bilall infunden una energía frenética a la película. En menos de dos horas, los directores aprovechan la química verbal entre Smith y Lawrence, combinándola con un trabajo de cámara ingenioso, con tomas con drones que capturan la coreografía de las peleas y las secuencias de acción desde ángulos que evocan la sensación de una montaña rusa. Will Smith compartió recientemente un video detrás de escena de una secuencia particularmente dinámica.

El movimiento de la cámara, obra del director de fotografía Robrecht Heyvaert, es electrizante, manteniendo al público inmerso en la acción constante. Ya sea en una caída libre desde un avión, una persecución en carretera o una lucha en una galería de arte, la cámara sigue a los personajes con agilidad, aunque a veces se pueda volver un poco confus. Adil y Bilall también destacan al elenco secundario, como la pelea en prisión de Armando (Jacob Scipio) y un momento estelar de Reggie (Dennis Greene), el yerno de Marcus, que es uno de los puntos altos de la película.

Bad Boys siempre ha sido una mezcla de comedia y acción, pero también tiene corazón. La relación entre Mike y Marcus proporciona el núcleo emocional, manteniendo la película anclada a pesar de las escenas cada vez más grandilocuentes. En Hasta la muerte, este equilibrio se mantiene, dejando espacio para momentos tiernos a pesar del ritmo frenético. Smith vuelve a destacar con una actuación dramática, preocupado por su complicada situación con su hijo Armando y la pérdida de seres queridos. Lawrence, por su parte, se divierte más con un Marcus que cree ser invulnerable. Aun así, los dos siguen intercambiando insultos y bromas mientras cumplen su misión. Incluso en medio de la muerte, los ataques de pánico y los caimanes hambrientos, estos dos nunca pierden su compás. Además, hay tiempo para explorar a sus familias extendidas: el equipo de trabajo de Rita (Paola Núñez), Kelly (Vanessa Hudgens) y Dorn (Alexander Ludwig), así como la nueva esposa de Mike, Christine (Melanie Liburd).

Bad Boys: Hasta la muerte demuestra química en la dupla protagónica y que, si eso persiste, la franquicia tiene mucho que ofrecer, a pesar de algunos puntos predecibles en la trama y momentos emocionales evidentes. El estilo enérgico de Adil y Bilall, combinado con el carisma de Smith y Lawrence, brinda un espectáculo lúdico, con momentos de risas y emoción. Una fórmula que se repite, que carece de sorpresa, pero que aún se disfruta y nos hace pasar un buen rato.

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