Beetlejuice Beetlejuice | Review

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Este jueves se estrena en cine la secuela de la clásica comedia de terror creada por Tim Burton en 1988.

Si hay una película que resume el estilo único de Tim Burton, esa es Beetlejuice. Esta comedia de terror de 1988 no solo lo lanzó a la fama, sino que definió su estética gótica y peculiar. Ahora, más de tres décadas después, Burton regresa al universo que lo consolidó con Beetlejuice Beetlejuice, una secuela largamente esperada que mezcla nostalgia y frescura.

La historia retoma 36 años después de los eventos originales. Lydia Deetz (Winona Ryder), ahora presentadora de un programa sobre casas embrujadas, enfrenta el duelo por la muerte de su esposo mientras cría a su hija adolescente Astrid (Jenna Ortega). Paralelamente, Betelgeuse (Michael Keaton) lidia con su exesposa Delores (Monica Bellucci), quien busca vengarse tras siglos de rencor. A esto se suman personajes nuevos, como Wolf Jackson (Willem Dafoe), un detective del más allá, que añaden un toque de caos al mosaico narrativo.

La película equilibra sus múltiples tramas y personajes con un ritmo ágil y momentos de gran creatividad visual, haciendo honor a los efectos prácticos y animatrónicos que marcaron a la original. Jenna Ortega aporta una energía fresca como la nueva generación Deetz, mientras Keaton y Ryder brillan al retomar sus icónicos papeles. Aunque algunas subtramas, como la venganza de Delores, se sienten prescindibles, el filme fluye con cohesión y encanto.

Beetlejuice Beetlejuice es un tributo a la esencia del Burton clásico, una carta de amor a los fans del gótico y lo peculiar. No sorprende como lo hizo su predecesora, pero captura su espíritu mientras actualiza su universo para una nueva generación. Más que un simple viaje nostálgico, es una celebración de la magia visual y narrativa de uno de los directores más singulares del cine.

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