Llega a los cines argentinos la nueva película de terror rusa del mismo director de La Novia, La Sirena y Baby Yaga.
Evgenia es una joven modista que está trabajando en el diseño de un vestido de novia para una clienta con la que entabla una amistad. Un día, al salir del taller, descubre a Kirill, su pareja y padre de su pequeña bebé, manteniendo relaciones sexuales con otra mujer en su atelier de pintura. A pesar de perdonarlo, el la abandona pero ella, desesperada, acude a un hechizo llamado “Boda Negra” que promete volver a unirlos. Kyril regresa, pero su amor se vuelve obsesivo y amenaza a quien se interponga entre ellos, incluida la pequeña hija de ambos. El hechizo no se detendrá al morir él en un accidente, pues nada puede separar a dos amantes unidos por el demonio.
Con una fotografía y una estética superior a producciones anteriores del director, la película logra su cometido: mantenernos expectante al conflicto y provocar algún que otro sobresalto. Con actuaciones que rozan lo lo absurdo y un guión simple, que va directo al conflicto, no da vueltas para configurar el perfil de los personajes y mostrarnos cuales son las intenciones de cada uno. Sin ponernos exigentes, Boda Negra es una propuesta para amantes del género con algunas vueltas de tuercas interesantes sobre el final. Rememorando los culebrones telenovelesco de los ochenta y los noventa, es un film para pasar un rato despejado y dejarnos llevar por una historia que incorpora elementos de brujerías y hechicerías; donde la obsesión, los celos y falsos amores se mezclan con infidelidades y terceros en discordia.