Drácula: Mar de Sangre de André Øvredal / Review

Nuestra puntuación

Llegó a la plataforma Max la película que explora otro punto de vista de la historia del conde rumano que inmortalizó Bram Stoker. 

Universal sigue explorando maneras de revivir a sus icónicos personajes y llevarlos a la época moderna. Algunas propuestas tienen éxito, mientras que otras es preferible olvidarlas. En este caso, en lugar de retomar por completo la historia completa de «Drácula» de Bram Stoker Esta vez optan por enfocarse en un capítulo: «The Captain’s Log», que narra el viaje del barco Demeter desde Rumania a Inglaterra, profundizando en los eventos durante el trayecto. Dirigida por Andre Øvredal, el director noruego, quien estuvo detrás de films truculentos como The Autopsy of Jane Doe, Troll Hunter y Scary Stories to Tell on the Dark (esta última escrita y producida por el mexicano Guillermo del Toro).

Drácula: Mar de Sangre (situa la acción en 1897, allí conocemos a Clemens (Corey Hawkins), quien se une al Demeter, un barco mercante que parte de Rumania hacia Inglaterra. La tripulación no recibe con agrado al nuevo miembro, y sus preocupaciones aumentan cuando el ganado empieza a ser sacrificado y los hombres desaparecen. El famoso vampiro, el Conde Drácula, se oculta a bordo, presentado como una criatura monstruosa más que como un ser humano. Curiosamente, nunca se muestra su forma humana, ni se presentan a personajes icónicos como Mina, Jonathan Harker o Renfield.

Debido a ser un solo episodio dentro de una trama más amplia, la película debe lidiar con la certeza de que el espectador conoce el desenlace desde el inicio, sin posibilidad de un final feliz. El director juega con esto, construyendo una narración absorbente, mediante imágenes cinematográficas que, junto a la partitura operística de Bear McCreary, intensifican varios momentos, creando un espectáculo visual de magnitudes épicas.

El punto mas alto de Drácula: Mar de Sangre reside en sus secuencias de terror, que construyen una atmósfera escalofriante que recuerda a La Niebla de John Carpenter, pero sobre todo se vislumbra la influencia de Nosferatu de FW Murnau, especialmente en la representación de la figura demoníaca. Øvredal, con esta premisa, teje una trama que inicialmente genera suspenso en espacios confinados, pero que luego transita hacia un nivel moderado de violencia gráfica, más cercano al slasher para dar como resultado final un film de terror básico pero efectivo.

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