Se estrena en cines argentinos, la precuela de La Profecía, clásico del género de terror dirigida por Richard Donner y protagonizada por Gregory Peck y Lee Remick.
En contraste con muchas precuelas de terror que parecen carecer de sustancia, la franquicia La Profecía presenta una auténtica historia de origen que despierta el interés del público. En el año 1976, el nacimiento del niño demoníaco Damien en un hospital romano marcó el inicio de una saga de misterio y horror. La directora y coguionista Arkasha Stevenson se propone explorar en esta precuela cómo y por qué ocurrió este evento, ofreciendo respuestas a preguntas que han intrigado a los espectadores durante décadas.
La trama se desarrolla en una convulsionada Roma de los años 70 y se centra en Margaret Daino (interpretada por Nell Tiger Free), una joven novicia estadounidense enviada a trabajar en el orfanato Vizzardeli antes de tomar sus votos. Acompañada por el cardenal Lawrence (interpretado por Bill Nighy), Margaret intenta adaptarse a la vida en el convento, mientras descubre los oscuros secretos que se esconden entre sus muros. La relación con Carlita Scianna (interpretada por Nicole Sorace), una niña con visiones de pesadilla, desencadena una serie de eventos que revelan una conspiración dentro de la iglesia para dar a luz al Anticristo.
Stevenson profundiza en temas como el abuso de poder y la manipulación, especialmente en el contexto de la victimización de las mujeres. La película no solo honra el tono de la original, sino que también se adapta al estilo narrativo y visual de la década de 1970, creando un sólido misterio que recuerda a clásicos del cine de conspiración. Además, aprovecha la trama del nacimiento del Anticristo para ofrecer una reflexión sobre el cuerpo femenino y los embarazos impuestos, temas relevantes en la sociedad contemporánea.
El elenco, encabezado por Nell Tiger Free, Sonia Braga, Bill Nighy y Ralph Ineson, ofrece interpretaciones destacadas que dan vida a los personajes y añaden profundidad a la trama. También evoca la influencia de clásicos del terror como Possession de Andrzej Zulawski (la escena de la protagonista poseída es una clara referencia a la película protagonizada por Isabelle Adjani); o Dead Ringers de David Cronnenberg, (las escenas obstétricas y de violaciones), mientras ofrece una visión fresca y perturbadora del género de terror eclesiástico.
En conclusión, La Primera Profecía puede parecer predecible y tener un final un tanto decepcionante, pero ofrece una narrativa rica en significado y relevancia social. Con su combinación de misterio, body horror y crítica social, se destaca como una obra que desafía las convenciones de las precuelas de terror que poco tienen para contar y solo sirven para abrir paso a interminables franquicias.