[Crítica] El Otro Hijo de Juan Sebastián Quebrada

Nuestra puntuación

Luego de su proyección en el Festival de Cine de Mar del Plata, se estrena en cines argentinos la impactante película colombiana.

Desde el inicio de El otro hijo» se centra en Simón, un adolescente carismático y atractivo. Es el centro de la escena siempre; cuando lo vemos desplegar violencia cuando su exnovia rechaza un encuentro íntimo, pero también experimentar momentos de euforia mientras baila y se entrega a las drogas en compañía de sus amigos y su hermano Federico durante una fiesta. La película nos sumerge rápidamente en la última imagen de Simón en el suelo en un charco de sangre después de una caída desde una gran altura. A continuación, la cámara capta la expresión de horror e incredulidad en el rostro de Federico, quien se convierte en el protagonista principal, guiándonos a través de un viaje doloroso.

El enfoque se desplaza hacia los efectos de la devastadora muerte de Simón en sus seres más cercanos, con Federico asumiendo el papel central, interpretado de manera magnética por Miguel González. A través de la lente cercana de Quebrada, observamos cómo el entorno del adolescente fallecido se desintegra, impactado por la tragedia. Escenas profundamente conmovedoras nos muestran a Clara (interpretada de manera excepcional por Jenny Navarrete), la madre de los jóvenes, completamente desgarrada e incapaz de procesar la magnitud de su dolor. La película describe con detalle y sin rodeos la oscuridad profunda que atraviesan los personajes, evitando caer en el sentimentalismo. Aunque el drama impregna toda la narrativa, también se infunden elementos de amor y respeto por los personajes con los que el público conecta de inmediato.

Resulta intrigante cómo la película ofrece una visión fresca y esperanzadora de la juventud, desviándose de clichés y paternalismos al retratar la complejidad emocional de la adolescencia. Al explorar la relación entre Federico y Laura (interpretada de manera brillante por Ilona Almansa), la exnovia de Simón, la película navega en un terreno complejo, donde las emociones adolescentes impactan profundamente al espectador mientras somos testigos de su proceso de autodescubrimiento y curación.

El otro hijo es una película dolorosa y conmovedora, una obra sencilla que utiliza su sobriedad con maestría al explorar las complicadas emociones que atormentan a los personajes, forjando una conexión poderosa con el espectador. La música, empleada de manera sutil, no solo subraya las emociones, sino que las envuelve y domina, siendo el toque final en este impresionante debut cinematográfico.

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