[Crítica] Elena Sabe de Anahí Berneri

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Luego de proyectarse en el Festival de Cine de Mar del Plata y su fugaz paso por cines se encuentra disponible en Netflix la adaptación cinematográfica de la novela de Claudia Piñeiro.

Elena (Mercede Morán) experimenta una ardua batalla diaria, no solo contra los estragos que el Parkinson causa en su cuerpo, sino también contra la reciente tragedia de la muerte de su hija Rita, interpretada por Erica Rivas . La idea de que su hija se haya quitado la vida le resulta increíble. Por eso, a pesar de su vulnerabilidad, la rabia y el dolor la han dotado de una tenacidad aparentemente imbatible, desafiando todo pronóstico. A medida que profundiza en las circunstancias que rodean la muerte de su hija, emprenderá un viaje a través de los recuerdos.

La narrativa se desplaza a lo largo del tiempo, transportándonos a diferentes momentos a través de flashbacks. Podemos revivir unas vacaciones en las playas de Mar del Plata junto a Elena y Rita, o adentrarnos en la adolescencia de Rita, con la interpretación de Miranda de la Serna, y una joven madre Elena, a quien Agustina Muñoz da vida, aunque su voz es doblada por la propia Morán. El corazón de la película reside en el personaje de Elena en el tiempo presente, sin embargo, la narración se extiende hacia múltiples personajes, capas, trayectorias y alcances.

Especializada en abordar cuestiones de género en sus películas, Anahí Berneri, quien escribió y dirigió Un año sin amor (2005), Encarnación (2007), Por tu culpa (2010), Aire libre (2014) y Alanis (2017), esta vez adapta la novela homónima de Claudia Piñeiro y nos sumerge de lleno en la experiencia física y mental de su protagonista y, al mismo tiempo, explora la vejez, las complejas relaciones madre-hija y las cargas que las mujeres llevan a cuestas; dando como resultado final, un impactante relato que se ve potenciado por las actuaciones de Mercedes Morán y Erica Rivas.

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