[Crítica] Hojas de Otoño de Abi Kaurimaski

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Luego de su estreno en cines, el viernes 19 de enero se suma al catálogo de MUBI la nueva película del director finlandés.

El maestro finlandés Aki Kaurismäki es un director que acostumbra a plasmar situaciones absurdas y cotidianas en sus películas para extraer mensajes poéticos cargados de belleza, con un enfoque distintivo del desamor extravagante. Hojas de Otoño, su obra más reciente, premiada en el Festival de Cannes, sigue esta fórmula encantadora y disfrutable, combinando la comedia romántica y con el drama existencial.

El filme presenta a Ansa (Alma Pöysti), una mujer solitaria de Helsinki, y a Holappa, un hombre con una severa adicción al alcohol. Aunque parecen opuestos, intentan construir una relación marcada por malentendidos, confusiones y situaciones extrañas. En lugar del típico arco de enamoramiento, la película ofrece un relato sincero sobre la depresión y la soledad en adultos, destacando la falta de comunicación y las dificultades en un mundo donde parece que todo ha sido dicho.

La trama se desarrolla en medio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, acentuando la oscuridad y derrotismo en el entorno de Ansa. La cinematografía, directa y limpia, se centra en una estética cálida, reflejando un mundo aburrido pero maravilloso. Kaurismäki muestra una pasión por la cotidianidad, capturando la emoción en pequeños momentos, como disfrutar de un café, ver una película o subirse a cantar una canción en un bar con karaoke.

El alcoholismo emerge como el catalizador central de la trama, explorando la adicción y la enfermedad a través del personaje de Holappa (Jussi Vatanen). Referencias al slow cinema y a Jim Jarmusch añaden capas a la narrativa, creando una obra que, a pesar de su planteamiento extraño y deprimente, se presenta como una historia de amor sobre gente común y corriente, que lucha por salir adelante en una era cada vez más impersonal, lo que transforma a Hojas de Otoño en una especie de Tiempos Modernos contemporánea, que se destaca por el trabajo actoral y la notable capacidad de Kaurismäki para abordar la comedia y el romanticismo.

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