Este jueves se estrena en cines, la nueva película de terror de la productora Blumhouse en asociación con James Wan.
En el universo del cine, los horrores ambientados en piscinas embrujadas es un subgénero que podría sonar insignificante. La repetición de los personajes sumergiéndose y emergiendo del agua podría volverse tediosa. Sin embargo, el cineasta Bryce McGuire desafía estas expectativas en Aguas Siniestras, su primer largometraje. Adaptando su cortometraje de 2014, McGuire aprovecha una premisa aparentemente limitada, llenando la película de ideas ingeniosas para escenas de miedo. La piscina del suburbio adquiere un aura aterradora a través de nítidas imágenes bajo el agua, efectos ondulantes e inquietantes reflejos.
Confinada al entorno de la piscina, la película se convierte en un terreno fértil para secuencias inventivas. Desde juegos en el fondo de la piscina, peligrosas fiestas y uso de los distintos elementos que forman parte del universo piletero (filtros, paletas para recoger basura y cubrepiletas). La conexión emocional con los personajes está planteada con la familia Waller. El padre, interpretado por Wyatt Russell, enfrenta problemas de salud que lo han obligado a retirarse de la práctica del beisbol profesional, donde venía desarrollando una promisoria carrera. Su esposa, interpretada por la irlandesa Kerry Condon, multipremiada por Los Espíritus de la Isla, es quien aporta empatía como la matriarca dividida entre los problemas de salud de su esposo, las visiones fantasmales, una hija adolescente y un hijo en crisis por tratar de contentar a su padre.
Aguas Siniestras navega con confianza entre los conflictos familiares, los deseos personales de cada uno y un secreto oculto dentro de las aguas de la pileta. La primera hora mantiene la tensión con solidez, apelando a pequeños homenajes o guiños a clásicos del género, como El Resplandor, Poltergeist e IT, incluso con una secuencia inicial a lo Tiburón. Una explicación innecesaria en el acto final y un giro oscuro mal ejecutado restan fuerza a la historia. A pesar de estos tropiezos, logra mantener la atención del espectador, haciendo que cada inmersión en la piscina sea una experiencia que deja sin aliento.