[Crítica] Imaginario: Juguete Diabólico de Jeff Wadlow

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Este jueves se estrenó en cines la nueva película del director de Kick-Ass 2 y Rompiendo las reglas, producida por Blumhouse.

En su afán de atraer la mayor cantidad de público posible al género de terror, este jueves se estrenó en cines la nueva producción de Blumhouse. A la espera de la segunda parte de Megan, nuevamente la productora de Jason Blum intenta instalar un muñeco como premisa para generar sustos. Esta vez, no hay inteligencias artificiales, ni tecnologías, el horror solo se circunscribe a un pequeño oso de peluche viejo y en mal estado, al estilo Bobo del Señor Burns.

Imaginario: Juguete Diabólico nos sumerge en la historia de Jessica (DeWanda Wise), una mujer atormentada por recurrentes y extrañas pesadillas. La historia cobra vida cuando decide mudarse junto a su esposo y sus dos hijastras, Taylor (Taegen Burns) y Alice (Pyper Braun), de nuevo a la casa de su infancia. Aquí, es donde aparece un oso de peluche llamado Chauncey, encontrado por Alice en el sótano, desencadenará una relación peculiar que evoluciona de afecto y consuelo a algo cada vez más peligroso y aterrador.

Aunque el género de muñecos malditos que aterrorizan a una familia no es nuevo, la película logra destacar al ofrecer una historia que apartándose de los clichés comunes. Se distingue al otorgar especial énfasis a las subtramas personales de sus protagonistas. La figura masculina en el relato se ve eclipsada mientras se le da relevancia al pasado de Jessica y a las experiencias traumáticas de las hijastras, construyendo capas de complejidad emocional, además de introducir giros narrativos que se relacionan con estos temas. Mientras algunos de estos giros sorprenden completamente, otros se intuyen con anticipación.

Apelando a efectos especiales prácticos, la película evita caer en el CGI, dando un aire de película de terror de los 80. El oso gigante, la araña que acecha a Jessica en sus sueños y el mundo imaginario que se rebela en el final, todo está hecho en forma convencional, con juegos de luces, cielos de algodón, laberintos de escaleras y pasillos con un sinfín de puertas que le dan a la película un nostálgico mundo onírico que recuerda a viejas producciones sobre sueños y pesadillas.

En conclusión, Imaginario: Juguete Diabólico es una película con algunas buenas ideas y otras fallidas. Intenta ser una película de horror psicológico que explora la psiquis y los traumas de la niñez, pero no termina de ser convincente. Se siente más cómoda, cuando se vuelca al absurdo y apela a humor, sobre todo cuando ves al pequeño oso Chauncey, torcer su cabeza y incentivar a la frágil mente de una niña en crisis a cometer algunas atrocidades, que nunca terminarán por concretarse porque, al fin y al cabo, la película busca ser un producto para todo público y que nadie quede muy traumado con lo que acaba de ver,

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