Este jueves se estrena en cines argentinos, la película francesa dirigida por Thomas Cailley seleccionada para representar a su país en los premios Óscar.
La más reciente creación de Thomas Cailley es una amalgama de géneros audaces, inspirada en un guion original de Pauline Munier. Situada en un futuro cercano, la trama sigue a François y su hijo Emile, quienes se trasladan al sur de Francia debido a una misteriosa condición que transforma a los humanos en criaturas animales, creando un ambiente ligeramente postapocalíptico. La película teje elementos de criaturas híbridas y horror corporal, recordando a obras como «La Isla del Dr. Moreau» y sugiriendo un toque al estilo X-Men.

A pesar de los tropos familiares, El Reino Animal se destaca por su ingeniosa combinación de elementos narrativos. Ambientada en una ciudad rodeada de bosques, la puesta en escena transmite una sensación cósmica de un mundo natural que redefine sus reglas ante la incomprensión humana. La narrativa aborda temas como la reprogramación de la naturaleza por catástrofes climáticas hasta la sugerencia de un orden posthumano, sirviendo como metáfora de la intolerancia y los cambios emocionales y físicos de Emile hacia la adultez.
El elenco ofrece interpretaciones notables, especialmente Paul Kircher como Emile, quien se apropia de la pantalla con una actuación tierna y sincera. Aunque Romain Duris y Adèle Exarchopoulos entregan actuaciones sólidas, algunos personajes quedan en segundo plano, lo que puede restar profundidad a ciertas tramas secundarias.
El Reino Animal es una obra inquietante, con muchos sobresaltos emocionales, matizada por momentos poéticos y tiernos. El meticuloso trabajo en efectos visuales y prótesis, junto con un sonido impecable, elevan al film por encima de los estándares del género francés. A través de su narrativa audaz y su capacidad para mezclar géneros, la película invita a la reflexión sobre la identidad, la naturaleza y las implicaciones de nuestras elecciones en un mundo en transformación.