Godzilla vs Kong de Adam Wingard. Crítica.

Nuestra puntuación

Llega a HBO Max el esperado estreno del Monsterverse creado por Legendary, Warner y la productora japonesa Toho que enfrenta a los dos titanes de cine.

Los titanes de MonsterVerse se enfrentan en una épica batalla.

En el año 2014 tres empresas se fusionaron para llevar al cine y unir los universos de las dos más grandes bestias del cine, Godzilla y King Kong. Luego de la olvidable versión de 1998 de Roland Emmerich, en el 2014 llegó Godzilla dirigida Gareth Edwards (para quienes no lo conocen, es el responsable de Rogue One, lo mejor del universo Stars Wars de los últimos años). El film recuperaba la esencia del mítico titán japonés y de alguna manera echaba por tierra la anterior versión hollywoodense, con un producto mucho más digno y entretenido. Pero, como dijimos anteriormente, la intención era ir más allá. Por eso en 2017 llegó la nueva película del simio, Kong: La Isla Calavera la cual entregaba un final que nos daba el indicio que ambos universos se encontrarían. Con el recuerdo fresco de la inolvidable y romántica versión de Peter Jackson, el film resultó una sorpresa para todos. Combinando mucha acción, con cierta estética Apocalipsis Now y un Kong erguido (algo poco visto), la película fue una loable reversión, que entraba más en sintonía con la historia de Gojira.

En 2019 llegó Godzilla: El Rey de los Monstruos. En ella conocíamos un poco más del mundo de donde surgen los titanes, incluso se da la aparición de monstruos clásicos del universo del lagarto radiactivo como Mothra, King Ghidorah (el gigante de tres cabezas) y Rodan. Más allá de algunas fallas argumentales, cierto abuso de la oscuridad y los rayos azules que hacían confusas las peleas, el film era una linda previa para lo que estaba por venir. La misma viene después de un tumultuoso año, donde los cines estuvieron cerrados y la necesidad de ver un buen evento cinematográfico estaba en plena ebullición, por eso Godzilla vs Kong era «el primer suceso cinematográfico para los cinéfilos que sufríamos de la abstinencia de pantalla gigante (seguramente mucho de ello pueda influir en esta critica).

La acción comienza cuando Godzilla, establecido como protector del planeta en King Of The Monsters, emerge del océano para atacar Apex Industries.  Esta compañía de tecnología dirigida por el multimillonario Walter Simmons (Demián Bichir) tiene como objetivo mantener el equilibrio entre humanos y Titanes, por eso el ataque establece a Godzilla como un talón (siempre tuvo la costumbre de cambiar de bando en las películas de Toho Studios). Pero además de eso, se dirige hacia las instalaciones de Monarch que actúa como el nuevo hogar de Kong, lo que incita a la Dra. Ilene Andrews (Rebecca Hall) y al geólogo Nathan Lind (Alexander Skarsgård), a transportar con urgencia a Kong a un lugar seguro. Para calmar a la fiera está la hija adoptiva de la Dra. Andrews, Jia (Kaylee Hottle), comunicándose con Kong a través del lenguaje de señas. Otra subtrama involucra al teórico de la conspiración Bernie (Brian Tyree Henry) formando equipo con los adolescentes Madison (Millie Bobby Brown) y Josh (Julian Dennison) para una aventura al estilo de los Goonies que nunca se pone en marcha..

Para disfrutar la película uno tiene que tener en claro que va a ver, sin pensar de que bando está. Para diferenciar un poco, las historias de los protagonistas de cada equipo van por separado. Millie Bobby Brown y su padre (Kyle Chandler) son los únicos sobrevivientes de las versiones anteriores, a quien se le suma el ascendente Julian Dennilson (Deadpool 2 y The Winderpeople) formando lo que podemos denominar el Team Godzilla. Por su lado, el Team Kong es todo nuevo, con la incorporación de Rebecca Hall y Alexander Skargaard, en este caso personajes humanos superfluos limitados a ser un mero decorado que acompañan y reaccionan a la pelea que tiene lugar sobre sus cabezas mientras cuidan a la estrella de la película, Kong. Porque es el simio la figura central, ya que Godzilla se toma más de un descanso para aparecer en pantalla mientras deambula de un lado al otro bajo el agua y se posiciona como el malo. Kong es diferente: ahora adulto, con una barba grisácea, ha desarrollado una personalidad. Es amable con la huérfana Jia y sigue una rutina matutina que implica bostezar y rascarse los glúteos descaradamente. 

Acá no es cuestión de buscarle el pelo al huevo, salvo en las escenas de acción que venían con el mal antecedente de la segunda parte de Godzilla. Ahí Godzilla vs Kong sale ganando, porque todo tiene más luz y las escenas de batallas pulverizan tanto tus sentidos que te olvidás de los detalles que le puedas encontrar a la hora de elaborar una crítica objetiva (si es que se puede). Wingard encuentra nuevas perspectivas para mostrar la enormidad de los dos gigantes, pasando un corto tramo en una suerte de montaña rusa junto con Kong dentro de la tierra hueca, hasta una impactante batalla entre los titanes en medio de altamar, con Godzilla destrozando portaaviones. Si bien las batallas para algunos puedan ser inconexas y difíciles de seguir (especialmente en escenas bajo el agua), es en su mayoría comprensible y espectacular en las luces amarillas, verdes y púrpuras de una vibrante Hong Kong. Ahora la pregunta del millón será: ¿Hay un ganador? Si, lo hay. Pero la aparición de un sorpresivo tercero discordia hará que los verdaderos ganadores sean los fanáticos del MonsterVerse que disfrutarán de esa bizarra y impactante aparición final.

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