Infinite de Antoine Fuqua. Crítica.

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Dentro de la plataforma Paramount + se estrenó la nueva película del director de Día de Entrenamiento y El Justiciero.

Mark Wahllberg vuelve a trabajar con Antoine Fuqua, luego de Shooter

Luego de estrenar la segunda parte de The Equalizer con Denzel Washington en 2018, Antoine Fuqua vuelve al género que más le gusta, la acción. En el medio se abocó a dos documentales relacionados con el deporte, uno sobre Muhammad Alí llamado ¿Cuál es mi nombre? y otro sobre las consecuencias de la pandemia en las disciplinas deportivas, El día que el deporte se detuvo. Responsable del clásico Training Day, que le valió a Denzel el Óscar a Mejor Actor, y de otras muy buenas como Southpaw con Jake Gyllenhall, la remake de The Magnificent Seven y Shooter con Mark Wahlberg, con quien vuelve a trabajar en esta película nueva película; esta vez se sumerge en el concepto de la reencarnación, que se ha prestado a numerosas historias a lo largo de los años y esta vez adquiere un giro hacia la ciencia ficción. Basada en The Reincarnationist Papers de D. Eric Maikranz, se esperaba su estreno en cines para el año pasado pero llega a Paramount +, convirtiéndose en el más destacado de la plataforma streaming.

En el film seguimos a Evan McCauley (Wahlberg), un joven plagado de extraños sueños, visiones y habilidades que no puede explicar. Le diagnosticaron esquizofrenia a una edad temprana, pero hay mucho más en la historia. Evan pronto se entera que es un «Infinito», una persona bendecida con los dones de la reencarnación y recordar sus vidas pasadas. Evan ha muerto y renacido miles de veces, lo que significa que todas sus visiones son reales. Él, junto con varios otros, llamados «los creyentes», se encargan de proteger a la humanidad de los nihilistas, que se han frustrado con sus interminables nacimientos. El nihilista principal, Bathurst (Chiwetel Ejiofor) tiene como objetivo destruir la Tierra en su totalidad con un objeto conocido como el Huevo, pero la única persona que conoce su verdadera ubicación es Evan, o mejor aún, su yo pasado Heinrich Treadway (Dylan O’Brien ).

Luego de una breve intro donde la voz en off nos cuenta quienes son «los Infinitos» con las distintas corrientes que existen dentro de ella y una impactante persecución por las calles de México, el film tiene un comienzo alentador donde la mano maestra del director se nota en la construcción de la escena. Pero tanto fuegos artificiales y tanta presentación grandilocuente no se corresponde con lo que sigue y algunas cuestiones como la adaptación de Evan a saberse infinito se dan inexplicablemente rápidas. En un principio, Wahlberg maneja bien la desorientación del personaje, pero de un rato al otro ya maneja todos sus poderes y sabidurías de una forma inexplicablemente eficiente, dejando la sensación que la intención es sumergirnos directamente en la acción sin más preámbulos. Algo que no sucede con nihilista Bathurst, un villano intimidante con capas adicionales interesantes y profundas también.

Con un final que deja abierta la posibilidad de una secuela, Infinite reúne algunos conceptos interesantes sobre la reencarnación y la utilización del recuerdo de las vidas pasadas, pero elige no profundizar en ellos y parecerse más a cintas como The Old Guard o Kingsman (salvando las diferencias). Lo que la termina convirtiendo en una película ideal para aquellos que buscan una historia de ciencia ficción intrigante con sólidas escenas de acción, pero que puede resultar decepcionante para quienes quieran profundizar un poco más en el debate sobre las vidas pasadas y el futuro de la humanidad que promete la historia.

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