Sujo: El peso de un legado marcado por la violencia

Nuestra puntuación

Dentro de la Sección Autores y autoras del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se presentó la película mexicana seleccionada para los competir en los Óscar.

Astrid Rondero y Fernanda Valadez, el aclamado dúo detrás de Sin señas particulares, regresan con Sujo, una película que explora la inescapable conexión entre familia, violencia y destino en un México devastado por el narcotráfico. Esta obra se aparta del enfoque de su predecesora, que examinaba los daños colaterales de la violencia, para adentrarse en el dilema de un niño atrapado en un legado que parece inevitable, pero que también ofrece una pequeña ventana de esperanza.

La trama
A los cuatro años, Sujo queda huérfano tras el asesinato de su padre, un miembro del cártel, y es llevado bajo el cuidado de su tía Nemesia (Yadira Pérez), quien lo cría lejos del alcance de los enemigos de su familia. La vida del niño transcurre en un aislamiento marcado por la pobreza y el misticismo, en una choza donde el folclore y la clarividencia de Nemesia dictan sus días. Sin embargo, ni el aislamiento puede protegerlo para siempre. Al alcanzar la adolescencia, Sujo (interpretado por un cautivador Juan Jesús Varela) enfrenta la presión del cártel a través de sus amigos de la infancia, los hermanos Jeremy y Jai, quienes actúan como el puente hacia un mundo del que nunca podrá escapar del todo.

Cuando el peligro acecha, Nemesia toma la desgarradora decisión de enviarlo a la Ciudad de México, en un intento de darle una oportunidad para una vida diferente. En este nuevo entorno, Sujo encuentra algo inesperado: la posibilidad de un futuro más allá de la sombra del cártel. Con el apoyo de Susan, una profesora de literatura, comienza a imaginar una vida modesta, pero honesta. Sin embargo, el pasado sigue siendo una presencia constante, encarnada en el tatuaje que lleva en el pecho, un recordatorio imborrable de su origen.

Dividida en cuatro capítulos, Sujo captura la dualidad entre el destino y el libre albedrío. El filme destaca por su narrativa visual, que combina el realismo con toques de misticismo. La dirección de Rondero y Valadez brilla especialmente en la construcción de personajes y la tensión emocional, creando una experiencia que oscila entre la brutalidad y la esperanza. La actuación de Juan Jesús Varela es un pilar fundamental, encarnando con sensibilidad el conflicto interno de Sujo mientras busca reconciliar su pasado con sus aspiraciones de un futuro diferente.

Aunque hay momentos de ritmo pausado y algunas preguntas sin respuesta sobre la dinámica del cártel, el guion sabe enfocarse en lo humano, evitando los estereotipos y las soluciones fáciles. La secuencia final, que conecta con una imagen presentada al inicio, ofrece un cierre poderoso.

Sujo es una obra que no solo retrata los horrores de la violencia sistémica, sino también la resiliencia y la capacidad de soñar con un destino distinto. Astrid Rondero y Fernanda Valadez entregan un relato cargado de simbolismo y sensibilidad, recordándonos que, incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una chispa de luz que puede guiarnos hacia un camino diferente.

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