[RESEÑA] Avatar: El Camino del Agua de James Cameron

Nuestra puntuación

Luego de años de espera, este jueves llega a los cines argentinos (en simultaneo con E.E.U.U.) la segunda parte de la película del año 2009.

Pasaron doce años desde que James Cameron revolucionó al cine con Avatar. Fiel a su costumbre, el director deslumbró a la audiencia con una historia sencilla cuyo aprovechamiento de la magia del 3D y los efectos especiales hicieron que el film sea una inolvidable experiencia que rompió taquillas en todo el mundo. El proyecto de una secuela siempre quedó dando vueltas pero nunca se concretaba. En el medio, Cameron solo se dedicó a la producción de algunos proyectos poco exitosos como Terminator: Dark Fate o la poco valorada Alita: Battle Angel de Robert Rodriguez, donde también ofició de guionista. Este jueves, por fin, la esperada secuela se estrenará a nivel mundial.

La nueva entrega de Avatar, sigue la historia de la familia de Sully (Jake, Neytiri y sus hijos) diez años después de los sucesos de la primera. Instalados con la tribu Na´vi, su vida es ideal; conectados con la naturaleza, sin humanos cerca, solo Spider, el simio de la selva, hijo del fallecido Coronel Quartich, a quienes Jake y Neityri adoptan como un hijo más; nada parece alterar la paz de Pandora, hasta que las «Personas del cielo» vuelven a aparecer en escena. Un grupo de seres humanos desembarcan acompañados por el avatar del Coronel Quaritch y su escuadrón, buscando venganza por la traición de Jake. Enterado de ello, Sully y su familia deberán huir de los bosques para esconderse en las profundidades del océano junto a una nueva tribu de Na’vi, los Metkayina. Una vez allí deberán adaptarse a un nuevo ámbito, una nueva cultura y otras experiencias, con el peligroso acecho de los humanos latente.

De esta manera, el director nos sumerge en las profundidades del mar, algo que ya había hecho con El Abismo o en forma más trágica con Titanic. La fauna y la flora de Pandora se hace más amplia y el azul de los Na´vi se complementa con el océano. La nueva tribu, los Metkayina, una suerte de maoríes que viven en pequeñas islas en conexión con el agua, fuente de toda vida, donde se inicia y se termina el ciclo. Mientras en la primera parte nos hablaba de la identidad, sobre qué es el cine y la sustitución de la realidad por un simulacro, de modo metafórico, Cameron habla sobre las nuevas corrientes cuando nos plasma los conflictos de Jake con Lo´ak, su hijo del medio, el que siempre cuestiona sus decisiones y le plantea

El cuidado del medio ambiente y la implicancia del ser humano en el ciclo de la naturaleza vuelve a ser uno de los ejes temáticos. Esta vez enfocado en los tulkuns, gigantéscas ballenas alienígenas, una especie sensible y tan inteligentes como los Na’vi, pero que en su cerebro aloja un líquido aceitoso clave para detener el envejecimiento humano, que las convierte en una presa preciada de despiadados cazadores. La imponente presencia de las criaturas contrasta con la ternura que transmiten a través de su ojos y esto arroja momentos asombrosos, como la escena en que los Metkayina interactúan con los tulkuns o la impactante secuencia de caza de una manada de ballenas.

Pero más allá de la historia de la familia Sully y el mensaje ambientalista, los efectos especiales vuelven a ser sorprendentes. En tiempos donde parece que nada puede sorprendernos, la película sorprende con un cgi perfecto y un cuidado extremo a cada detalle. Los avatar se vuelven a ver reales y las criaturas gozan de una textura sorprendente. Lejos de aquella oscuridad que habíamos visto en películas como Aquaman o las escenas de Black Panther, las escenas bajo el agua son luminosas y artísticamente bellas, incluso superando a la primera entrega.

En Avatar: El Camino del Agua, James Cameron vuelve a entregarnos una experiencia cinematográfica majestuosa y épica, más completa en todas las líneas que en la primera parte. Esta vez, el universo de Pandora se expande hacia diferentes subtramas donde se toca distintos temas como el dolor del exilio, el adaptarse a diferentes culturas, las responsabilidades familiares, el cuidado del medio ambiente y el peso del legado paterno; narrado con dinámicas y luminosas escenas de acción, combinado con un seductor espectáculo visual que exprime el 3D al límite de sus capacidades.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *