[RESEÑA] Las Fiestas de Ignacio Rogers

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Este jueves llega a los cines la nueva película del director de El Diablo Blanco protagonizada por Cecilia Roth y Daniel Hendler.

Las reuniones familiares han sido un caldo de cultivo de muchas producciones audiovisuales. Un lugar propicio para los conflictos, las peleas, la comedia e incluso, crímenes. Broncas del pasado, reclamos familiares, peleas entre hermanos y resquemores suelen explotar en un espacio donde aparece el alcohol, donde los personajes se encuentran cara a cara y encuentran en la juntada tribal el espacio ideal para sacar a la luz algunas cuestiones que tenían guardada en su interior. Es el camino que toma Las Fiestas, la segunda película de Ignacio Rogers.

María Paz (Cecilia Roth), es la matriarca, no tiene una relación fluida con sus tres hijos, pero igualmente, el terceto está junto a ella durante su internación a raíz de un infarto. Cada uno enfrenta sus propios problemas; Mali (Ezequiel Díaz), se gana la vida como camarera, pero no tiene paciencia para lidiar con clientes; Luz (Dolores Fonzi) tiene una hija fruto de un matrimonio trunco e intenta combinar su rol maternal con la posibilidad de satisfacer sus deseos femeninos; Sergio (Daniel Hendler), es un ser apático, que acaba de descubrir que su esposa le es infiel. Ambos acceden a regañadientes a pasar las fiestas en la casa de campo donde vive su madre. Una vez allí, entre comidas, paseos, fiestas de pueblo, códigos compartidos, cosas dichas a medias y discusiones a gritos, las tensiones irán subiendo.

«Desde que llegaron se quieren ir”, repite María Paz a sus hijos. Porque los hijos tratan de huir para no tener que decir todo lo que tienen guardado y empeorar la desmejorada salud de su madre. Pero ella insiste en que se queden, así se va dando un clima de incomodidad que entrega momentos divertidos momentos y otros cargados de drama. Ellos no huyen de la gigantesca casa materna; un poco por la culpa que les da negarse cuando acaba de salir del hospital después de un infarto, un poco porque no les viene mal escapar de sus frustraciones, un poco pensando en la herencia que recibirán en un futuro ya no tan lejano.Pero en realidad no escapan porque es el único lugar donde, a pesar de sus conflictos y los embates maternos son cobijados y se sienten a gusto.

En su segunda película como director, Ignacio Rogers, logra una cándida comedia dramática que se ve reforzada por las actuaciones, sobre todo de Ezequiel Díaz como Mali. A través de diálogos sinceros y costumbristas, en Las Fiestas hay una tensa sensación de quiebre permanente, de una bomba familiar a punto de explotar y tirar por la borda la reunión que la madre intenta llevar adelante, pero la unión familiar siempre se sostiene, pese a los estallidos y a lo caótica que parezca la relación.

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