Simón de la Montaña | Review

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Este jueves se estrena en cines argentinos, la película de Federico Luis, protagonizada por Lorenzo Ferro.

Simón (Lorenzo Ferro) es un joven de 21 años que sobrevive a una devastadora tormenta de viento Zonda durante una excursión, junto a otros chicos. Este evento lo lleva a un hogar para jóvenes con diversas discapacidades, un lugar donde el protagonista, aunque aparentemente no tenga ninguna limitación evidente, comienza a integrarse de maneras inesperadas.

Al poco tiempo, Simón se mimetiza con el entorno: adopta tics faciales, movimientos corporales extraños y hasta comienza a usar audífonos, pese a no necesitarlos. La historia avanza cuando Simón se encuentra con Alan, el director del hogar, quien le exige un certificado de discapacidad que, por supuesto, no tiene. Este momento genera un conflicto que va en aumento cuando el protagonista, guiado por su nuevo amigo Pehuén, intenta manipular a una empleada de la Agencia Nacional de Discapacidad para obtener dicho documento.

A medida que Simón se va involucrando más con los chicos del hogar, se establece una conexión emocional que revela una faceta más compleja y vulnerable del personaje. Aunque al principio parece un impostor, sus acciones no solo plantean dudas sobre su autenticidad, sino también sobre su búsqueda de pertenencia y afecto. La película nos sumerge en este juego de identidades mientras seguimos a Simón en su inmersión dentro de este mundo, en el que se desafían no solo las convenciones sociales, sino también sus propios sentimientos.

El relato de Federico Luis ofrece un enfoque original sobre la discapacidad y la identidad, evitando caer en lugares comunes o sensiblerías. En lugar de un acercamiento paternalista, la trama nos invita a ver el mundo desde los ojos de estos jóvenes, sus desafíos y deseos, explorando tanto los momentos de ternura como los de incomodidad. Escenas como el manejo de la camioneta o los momentos de agresión física muestran la crudeza y la honestidad de estos personajes, obligando al espectador a revaluar sus propios prejuicios y actitudes.

Al final, Simón de la montaña no solo es un retrato de un joven en busca de sí mismo, sino también una reflexión sobre cómo nos vinculamos con los demás y cuán sinceros somos al expresar nuestras emociones. Un film qe expone prejuicios y nos invita a reflexionar que espacio le damos en nuestras vidas y lugares de pertencia a las personas con discapacidades. Lorenzo Ferro ofrece una actuación fascinante que demuestra su madurez actoral, consolidándolo como una de las grandes promesas del cine argentino. La película te deja debatiendo durante horas, planteando preguntas profundas sobre la naturaleza humana. Una obra provocadora, conmovedora y auténtica que invita a la reflexión sin caer en lo fácil o lo predecible.

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