Tomando Estado de Federico Sosa. Crítica.

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Este jueves en Cine Ar TV y en su plataforma streaming Cine Ar Play a partir del viernes la nueva película del director de Tampoco Tan Grandes.

Germán Da Silva se pone en la piel de Carlos, un ex militante sindicalista de los 70

En un pueblo de la provincia de Buenos Aires, un grupo de electricistas pertenecientes a una cooperativa de electricidad, se dedican a reparar tendidos de luces e instalaciones eléctrica, durante la crisis de 2001. El jefe de la cuadrilla es Carlos (Germán de Silva), un militante de los ‘70, con todas las ideas y la lucha de su juventud por tener un país mejor y un mundo más justo. Quién lo acompaña a todos lados es Nicola (Sergio Podeley), el típico pibe de los ’90 con otros intereses, quien no termina de entender todas las cosas que les pasan a sus compañeros de trabajo. La cancelación del ferrocarril y la ambición de los terratenientes que monopolizan las tierras del pueblo obligará al éxodo masivo de sus habitantes hacia la capital, pero Carlos no se resigna y dará pelea para que el pueblo no se venga abajo.

Para retratar el pueblo, Federico Sosa elige enfocarse en dos personaje completamente antagónicos, como Carlos y Nicola quienes recorren la zona con su camioneta mientras realizan reparaciones. Durante la jornada laboral se cruzarán con una cantidad de personajes muy particulares que van desde el rockero operador de la radio local hasta el loco que cree en la existencia de vida extraterrestre, todos se conjugarán para quitarle el tono dramático al film.

El drama es el que vive un pueblo por culpa del aislamiento luego cierre del ferrocarril en los 90, lo que deriva en conflictos sociales entre los mismos habitantes, así como el éxodo de gran parte de ellos hacia las grandes ciudades en busca de otro futuro, algo que sirve para entender el contexto actual de superpoblación del AMBA y las pocas oportunidades laborales.

Las actuaciones de Germán Da Silva y de Sergio Podeley le aportan credibilidad a la historia. En ellos podemos ver dos personajes comunes de cualquier pueblo de Argentina. Al igual que el entorno laboral de la Cooperativa donde se configurarán distintas personalidades y reacciones en torno a la delicada situación laboral.

Nostálgica y entrañable, Tomando Estado encierra discursos y realidades de un momento bisagra del país. Un idealista que no baja los brazos, pelea por sus derechos y el de sus compañeros; el joven despreocupado y despolitizado en Nicola, los aburguesados resignados; todos ellos pertenecientes a una sociedad trabajadora argentina, víctima principal de las crisis argentinas.

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