Este jueves se estrena en cines Los Asesinos de la Luna, la última producción del amado director norteamericano y hacemos un repaso de su historia cinematográfica.
Cuesta escribir sobre Martin Scorsese sin caer en conceptos repetidos hasta el hartazgo. No cabe dudas de que estamos hablando de uno de los más grandiosos artistas que han estado detrás de una cámara, así de sencillo. Scorsese ha logrado mantenerse activo y relevante a lo largo del tiempo, a pesar de los avances tecnológicos y el paso del tiempo que marcan el progreso humano pero, sobre todo, han cambiado la forma de hacer cine. Su visión única y su forma distintiva de construir dramas poderosos, con una fuerza narrativa intensa, y su capacidad para adaptarse a momentos y circunstancias especiales, hacen del cine de Scorsese un objeto que merece ser visto más de una sola vez.
Nacido en Nueva York en 1942, creció en Little Italy. Su fascinación por el cine de Fellini, Visconti, Tourneur, Antonioni, Renoir y Kubrick, la gastronomía local y las dinámicas de su entorno, dieron forma al estilo reconocible del prolífico cineasta. Realizó su ópera prima a la joven edad de 25 años con Who’s That Knocking at My Door, una pequeña obra maestra independiente que refleja su interés en mostrar la realidad de jóvenes italoamericanos que crecen en entornos conflictivos.
En una película de Marty, uno puede anticipar exploraciones psicológicas del catolicismo como religión y estilo de vida, junto con escenarios llenos de criminalidad y una violencia directa que rememora el cine negro de los años 50 en Estados Unidos. Pero no deja de lado los dramas familiares y la importancia de los lazos que forman los hogares tradicionales. Más adelante en su carrera, explora la examinación de sujetos masculinos imponentes con una visión de género tóxica y autodestructiva, abordando la soledad y la desesperanza presentes en relatos como Raging Bull, Taxi Driver, The King of Comedy o Cape Fear.
Pero lo que realmente destaca y es admirado en Scorsese son sus narrativas densas sobre la mafia y el crimen organizado en la ciudad de Nueva York. Goodfellas es una de las joyas de este género, no solo por las actuaciones icónicas de Pesci, Liotta o De Niro, sino también por su habilidad para crear secuencias largas que aumentan el ritmo y la ansiedad, elementos propios de una película donde las traiciones son moneda corriente. En esta misma línea, es relevante recordar la icónica conversación entre Al Pacino y De Niro en The Irishman (2019) sobre los valores al comer y la importancia de la puntualidad y el respeto por la agenda de los demás.
No se pueden olvidar las dos colaboraciones de Marty con uno de los considerado el mejor actor de la historia, Daniel Day-Lewis, un genio irlandés que protagonizó The Age of Innocence, una obra maestra de época, en uno de sus papeles más atípicos al interpretar a un joven de la alta sociedad estadounidense, junto a una joven Winona Ryder. Años después, Scorsese crearía a uno de sus personajes más icónicos, el infame villano Bill «The Butcher», un líder sanguinario pero carismático que se enfrentaría en un memorable duelo a Leonardo DiCaprio, otro actor de elección para Scorsese y colaborador habitual en sus trabajos más recientes como El aviador, The Departed, Shutter Island o The Wolf of Wall Street.
Con La última tentación de Cristo, adaptó la obra de Nikos Kazantzakis con un guion magistral de Paul Schrader en lo que sería una de sus películas más controvertidas hasta la fecha. Mostró una versión humana de Jesús de Nazareth (interpretado por un joven Willem Dafoe) con dudas, inconsistencias, sueños, miedos y fallas propias de cualquier persona. Aunque no fue bien recibida en su momento, esta obra excepcional deja perplejo a cualquier espectador con su tercer acto. Igualmente, en Silence, con Adam Driver y Andrew Garfield, realizó una introspección sobre dos sacerdotes jesuitas del siglo XVII que viajan de Portugal al Japón de Edo para encontrar a su mentor desaparecido y difundir el cristianismo católico. Una vez más, figuras religiosas que luchan con desafíos a su fe y al concepto de creer en algo o alguien.
Cabe mencionar que Marty se ha transformado en una influencia que ha dejado su escuela en otros directores. Es considerado un referente para cineastas de la talla de Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino, Robert Eggers e incluso Ti West, quien deslumbró a Scorsese con sus recientes trabajos en X y Pearl. El alcance de su cine es tal que obras galardonadas como la famosa Joker de Joaquin Phoenix, dirigida por Todd Field, no solo rinden homenaje, sino que en algunos momentos parecen copiar ideas y puesta en escena de películas como las ya mencionadas Taxi Driver o The King of Comedy.
Este jueves, se estrenará su producción más reciente a nivel mundial, titulada Los Asesinos de la Luna (Killers of the Flower Moon). Supone la sexta colaboración entre Scorsese y DiCaprio, la décima colaboración entre Scorsese y De Niro. La trama se desenvuelve cuando miembros de la tribu Osage del noreste de Oklahoma son asesinados en circunstancias misteriosas en la década de 1920, desencadenando una importante investigación del FBI dirigida por un joven J. Edgar Hoover y el ex Ranger de Texas Tom White. La película cuenta con la actuación de Lily Gladstone, quien ha recibido aplausos y es destacada como una de las favoritas para competir por la estatuilla dorada en los próximos Oscar.
En conclusión, solo queda invitar a cualquier amante del arte y de las buenas historias a experimentar en la pantalla más grande posible la nueva y esperada producción de Martin Scorsese, un artista y, por encima de todo,