Este jueves se estrena en cines la nueva película de la directora de Pompeya, Mujer Lobo y Las Furias.
Sabemos que Tamae Garateguy es una directora que suele explorar diversos géneros. Lejos de quedarse en una zona de confort, suele adentrarse en el western, como Las Furias de 2020, el cine negro policial, como en 10 Palomas o el cine dentro del cine, mezclando con la acción como en Pompeya. Tampoco le esquiva a la comedia, como lo hizo en la divertida trilogía UPA, una película argentina, en asociación con Santiago Giralt y Camila Tocker. Este largometraje de terror es una co-producción entre Argentina y Colombia, un género que la directora ha abordado anteriormente en Mujer Lobo (2013).
El elenco está encabezado por Cumelén Sanz, quien interpreta a Emilia, una joven rebelde enviada por su padre a un convento habitado por mujeres con problemas psiquiátricos. Su tía, interpretada por Marcela Benjumea, es la Madre superiora del lugar, lo que le proporciona ciertos privilegios en su estancia. Al principio, todo parece normal, a excepción de las relaciones algo tensas con las demás monjas y el sacerdote, encarnado por Gerardo Romano. Sin embargo, pronto, Emilia comienza a experimentar visiones inquietantes que se tornan cada vez más intensas, violentas y recurrentes, llevándola a descubrir secretos perturbadores de su pasado familiar.
En esta nueva obra, Garateguy se adentra en el ámbito religioso para ofrecer una experiencia oscura y perturbadora. Aunque la historia incluye elementos típicos del género de terror, estos están hábilmente trabajados, permitiendo que Auxilio tenga su propia identidad y no caiga en clichés recurrentes. Sin pelos en la lengua, ni sutilezas, la directora le imprime a su nueva película un discurso de empoderación feministas ante los abusos eclesiáticos y la represión del goce de la mujer; bien acompañado con el partenaire musical habitual de Tamae, Sami Buccella y un delicado trabajo estético de la fotografía.