Undergods de Chino Moya. Crítica.

Nuestra puntuación

Se estrenó online y en plataformas on demand el atrapante debut del director español, una historia onírica en un universo postapocalíptico.

A veces no es necesario comprender una película en su plenitud para disfrutarla y apreciarla. Si ese fuera el caso, los maestros del surrealismo como Alejandro Jodorowsky y David Lynch nunca hubieran ascendido a sus niveles exaltados dentro del mundo del cine. Pasado el tiempo, todavía se debaten películas como Holy Mountain y Eraserhead porque hay mucho más debajo de las extrañas imágenes que cobran mucho más sentido si somos lo suficientemente pacientes como para quitar las capas que las cubren. El gran beneficio de las las películas surrealistas se da en la posibilidad de volver a verlas y examinarlas más a fondo, pero el truco es que las mismas sean lo suficientemente buenas como para que valga la pena que la audiencia lo haga. Pero películas de ese estilo aparecen poco, hoy por hoy, por eso cuando surge alguna se festeja el doble.

El primer largometraje del guionista y director Chino Moya requiere un ballotage para comprenderla por completo. Si bien no es surrealista como las películas mencionadas anteriormente, el hilo narrativo y la calidad onírica le dan una experiencia similar a Holy Motors con pequeñas dosis de High Rise . En el film, no hay personajes principales ni hay un hilo argumental claro, a medida que los segmentos fluyen entre sí, a veces en forma de historias contadas entre personajes, y en ocasiones se cruzan.

De hecho, la estructura está más a la par con una colección de cortometrajes que tienen lugar en un universo compartido donde los bordes están lo suficientemente confusos como para que se fundan entre sí en lugar de que todos sirvan una historia común. Primero vemos recolectores de cadáveres arrojando despreocupadamente cuerpos sin vida en su camioneta como si fueran basura común, una pareja de mediana edad cuya relación helada amenaza con ser trastornada por un invitado inesperado, un padre que le cuenta a su hija una historia antes de dormir sobre un comerciante sin escrúpulos, una prisión postapocalíptica. y un hombre de negocios corriente cuya vida se vuelve más complicada con la llegada de alguien del pasado.

Algunos de estos segmentos se conectan entre sí de manera fluida, mientras que en otras ocasiones la conexión es un poco más abstracta. Independientemente de las similitudes de las historias, en realidad es el hilo emocional de las relaciones disfuncionales dentro de un mundo sombrío y sin esperanza que conecta y vincula las historias. Incluso, el propósito de esta película no es proporcionar una trama por números, sino crear una experiencia evocadora en la que los personajes bien realizados fluyen hacia los mundos de los demás con una calidad de ensueño y, en ese sentido, es mejor que la misma se vaya dando por la estructura no convencional. El resultado lo convierte en una experiencia increíblemente atractiva cuya narrativa cambiante funciona bien para simular la sensación de ver cómo se desarrolla una pesadilla desconcertante y le da a la audiencia mucho para reflexionar.

La presencia de algunos actores del cine europeo en películas multipremiadas le dan otro salto de calidad. Géza Röhrig (El Hijo de Saúl, ganadora del Óscar a Mejor Película Extranjera), Kate Dickie (The Witch) y Ned Dennehy (Game of Thrones y Peaky Blinders); junto con uno de los actores habituales en films de Guillermo Del Toro, como Burn Gorman (Titanes del Pacífico, La Cumbre Escarlata). potencian el relato y le dan a la película la composición precisa.

Con su sombría belleza, Undergods captura hábilmente el horror silencioso de una ciudad en ruinas. La impecable actuación en todos los ámbitos hacen de este film un viaje que vale la pena hacer varias veces. Por eso, si estás buscando una historia sencilla y fácilmente digerible, que se resuelva perfectamente, no es lo más recomendable. Ahora, para aquellos interesados ​​en asumir una experiencia cinematográfica que proporcione profundidad y capas de significado para desentrañar gradualmente es la oportunidad perfecta para intentarse a disfrutarla más de una vez.

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