Este jueves llega a los cines argentinos, una nueva entrega de la clásica saga de ciencia ficción y terror creada por Ridley Scott.
No es necesario resaltar lo que significa la obra Alien para el cine. Obra maestra del horror cósmico, su irrupción, allá por el año 1979, revolucionó, no solo al espectador más convencional del cine de terror, sino también a los exigentes que encontraron en la obra de Ridley Scott, algo más que un «slasher» espacial dentro de una nave espacial. Un film que generó una franquicia que exploraba temas complejos que van desde los miedos de la humanidad a lo desconocido, hasta la lucha por la supervivencia en un terreno hostil y la compleja relación entre creador y creación.
Son siete películas, en orden cronológico: Prometeo de 2012, Alien: Covenant de 2017, Alien, El octavo pasajero de 1979, Aliens de 1986, dirigida por Jame Cameron, Alien 3 de 1992 con David Fincher al mando y Alien: Resureccion de 1997; que se hacen nueve s si se suman las dos Alien vs Predator. Una larga franquicia, dónde el xenomorfo de diseño biomecánico, creado por Hans Ruedi Giger, se ha transformado en la herramienta elegida para hablar de temas más profundos como la explotación corporativa, la bioética y la compleja relación entre la humanidad y la tecnología (algo que el director aborda con mayor profundidad en Balde Runner), cuestiones que se vuelven mucho mas interesantes en tiempos de auge de la Inteligencia Artificial.
Para esta nueva entrega, el elegido para llevar adelante el desafío de reflotar la saga (las últimas dos entregas no tuvieron mucho éxito) fue el uruguayo Fede Alvarez junto a su habitual colaborador Rodo Sayagues, famosos por No Respires 1 y 2, pero también con experiencia en el tema de remake, ya que se hizo cargo, en 2013 de la nueva entrega de Evil Dead.
Alien: Romulus nos traslada a 2142, unos 100 años después de que Ellen Ripley destruyera el Nostromo. Romulus comienza en una colonia minera en algún lugar del espacio. Rain, interpretado Cailee Spaeny (Priscilla y Guerra Civil), está trabajando para llegar junto a Andy (David Jonsson, que se encarga de las tareas de androide sintético en esta entrega) a un sistema planetario donde el sol realmente llega a la superficie de su hogar.
Sin embargo, la deuda de Rain con Weyland es interminable, y cuando su viejo amigo Tyler (Archie Renaux) se pone en contacto con ella con un plan para llegar al sistema Yvaga, no puede resistir la tentación. Por eso sigue a un grupo de seis adultos jóvenes que intentan buscar suministros para un largo viaje cósmico desde una estación espacial abandonada (llamada Romulus y Remus) que solo puede ser puesta en operación por Andy. Sin embargo, no saben que está en ruinas debido a las criaturas atrapadas a bordo han arrasado con toda vida humana existente.
La premisa es simple, se instala desde un inicio, aprovechando el conocimiento previo sabemos a lo que los jóvenes se enfrentarán. A partir de ahí, el director hace gala de su hábil manejo del suspenso y la tensión para desplegar toda la parafernaria propia de la saga, con la claustrofóbica atmósfera del lugar como locación. Instalada temporalmente entre las acciones de Alien de 1979 y de Aliens de 1986, toma elementos de ambas, pero también recoge referencias de la tercera entrega y de Alien Resurrección. Rescantando a su vez, el viejo diseño del xenomorfo más clásico, sumando a la trama varias escenas de ataque de los «arácnidos» Facehugger o abrazacaras.
Pero más allá del fan service, Fede Alvárez hace de Alien: Romulus una experiencia visceral e intensa, con muchos sustos de acción sensual y fálica. Con mucho dramatismo (gran acierto en el casting), no solo se nutre de viejos conceptos de las viejas películas de la saga para tocar la fibra nostálgica del espectador, sino que lo redefine para la nueva generación, introduciendo la utopía de la ansiada búsqueda de libertad de los tiempos actuales. Pero lo mejor queda para el final, donde el terror abyecto se hace presente, con una retorcida y bizarra vuelta de tuerca que nos entregará una media hora del más grotesco body horror de la saga.