Canal 54 de Lucas Larriera. Crítica.

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Luego de presentarse en el BAFICI se estrena en el Centro Cultural San Martín el documental sobre el mito del técnico radiofónico de Avellaneda que captó desde su casa la transmisión de la llegada del hombre a la Luna.

Cuenta la historia que con una simple antena, Norberto Otero captó la transmisión de la llegada del hombre a la Luna.

Hay hechos históricos que despiertan un sinfín de mitos y leyendas que giran a su alrededor. La llegada del hombre a la Luna es uno de ellos. Se duda si fue real, se dice que fue todo montado por EEUU para mostrarse más poderoso que la URSS en la carrera espacial, que fue realizado por Stanley Kubrick en un set de filmación; miles de teorías conspirativas alrededor de la llegada al satélite natural de la Tierra. En su primer documental, Alunizar, del año 2015, Lucas Larriera relató como fue tratado el tema en Argentina y su relación con el Cordobazo de 1969. Al parecer, muchas cuestiones relacionadas con el tema quedaron dando vuelta en la cabeza del director, por eso en su nuevo documental vuelve con sus obsesiones lunares.

Todo comienza cuando Lucas es convocado para dar una charla relacionada con su documental anterior. Se entera que el 20 de julio de 1969, Norberto Otero, un radiotécnico argentino de Avellaneda, juró haber interceptado la transmisión de la NASA con un televisor Admiral y una antena budinera. El personaje tuvo una fama efímera en las revistas y la tele, quizás como una forma de demostrar que la credulidad también hace viajes espaciales. La investigación sobre la transmisión paralela a la llegada del hombre a la Luna enfrenta al director de Canal 54 con una serie de teorías conspirativas y de figuras misteriosas. Hacerlo implica, también, indagar sobre la naturaleza de las imágenes.

Con la definición del fenómeno psicológico denominado pareidolia, donde un estímulo vago y aleatorio es percibido erróneamente como una forma reconocible, la investigación sobre el origen de esas imágenes nos irá llevando poco a poco a conocer más sobre el misterioso señor Otero. Su nieto aparece en escena se pone en la piel de su abuelo y recrea su legado, mientras el recuerdo de su hermana Marina, de cuya existencia nos enteramos a partir de la palabra «marina»; o la del misterioso militar retirado, declarante insumiso que no habla, pero toca el piano.

Ellos son solo una parte de la cantidad de personajes que componen Cana54. El radioaficionado y la pasión por el oficio de seres que se niegan a las nuevas formas de comunicarse, la obsesión por la Luna, los vínculos y el legado familiar. Un film que indaga más allá de la llegada del hombre a la Luna, parar investigar sobre teorías conspirativas y proponernos un viaje nostálgico por viejas tecnologías en tiempos de hiperconectividad.

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