Luego de presentarse en el Festival de Cannes y previo a su llegada a la plataforma MUBi el 29 de julio, este jueves se estrena en la Sala Lugones, la nueva película del director canadiense.
¿Qué sucede cuando la sociedad evoluciona hasta el punto en que el dolor apenas existe? Bueno, por supuesto, la gente entonces deseará dolor por placer y llegará a los extremos para experimentar el nuevo fruto magullado prohibido. Cualquiera que esté familiarizado con la carrera de más de 40 años del cineasta David Cronenberg ya está anticipando qué más le agregará el maestro del body-horror y las provocaciones retorcidas. Porque en la vuelta del director canadiense, más allá de dividir aguas, hay un consenso general: es Cronenberg antiguo, con comparaciones con sus clásicos como eXistenZ, Videodrome y Crash.
En esta nueva película, Viggo Mortensen interpreta a Saul Tenser, un artista de performance que sufre el trastorno del ‘Síndrome de Evolución Acelerada’ que provoca que dentro de su cuerpo los tumores se manifiesten en nuevos órganos. Trabaja con su colega artista Caprice (Léa Seydoux) quien extrae los órganos de Tenser en una exhibición pública de cirugía. Estas operaciones son presentadas como teatro experimental, en auditorios brutalistas donde los amantes del arte admiran la obra de arte y graban en sus cámaras super-8.
Una secuencia de apertura presenta la acción inexplicable de un niño, que lleva a su madre a un siguiente paso insondable. Claramente estamos en un futuro y se chico está vinculado a una de las muchas tramas secundarias de la película, aunque son Saul y Caprice quienes están en el centro de la mayoría. Una agencia secreta del gobierno es responsable de registrar todos los órganos nuevos y está dirigida por Wippet (Don McKellar) y Timlin (Kristen Stewart). Wippet adora a Saul como un ícono, mientras que Timlin también, aunque va un paso más allá al sentirse obsesionada por Saul, al punto de llegar a susurrarle al oído: «La cirugía es el nuevo sexo».
Crímenes del Futuro se nutre de una serie de fragmentos sonoros y aforismos posmodernos para transformarse en una aguda sátira, donde los protagonistas son la base principal que sostienen el relato. Viggo Mortensen como un Tenser cautivador, cuya intensidad es lenta, visceral y matizada; Léa Seydoux quien consigue aportar calidez a un papel complejo, donde su relación con Tenser a menudo se ve socavada por diálogos demasiados ingeniosos para parecer real o no lo suficientemente ingeniosos como para ser intrigante. Mientras Kristen Stewart ofrece una interpretación tensa y nerviosa como Timlin, la investigadora del Registro Nacional de Órganos que tiene un interés obsesivo en el dúo colaborativo.
Esta no es la mejor versión de David Cronnenberg,ya que, en otros tiempos, el director podía contar bien una historia y aun así mantener las ideas; pero esta vez el paisaje emocional y sus consignas parecen artificiales. Igualmente, como sucedía en Crash, en Crímenes del Futuro el gore se ve delicado y hace que no saquemos la mirada de la pantalla a pesar de lo truculento que puedan verse sus escenas; al contrario, sus heridas abiertas nunca son repulsivas, siempre invitan y están cargadas de deseo, lo que termina haciendo que disfrutemos la vuelta a la fuente del director canadiense.